22 noviembre 2012

Benjamin Britten


El 22 de noviembre de 1913 nació en Lowestoft, Gran Bretaña, Benjamin Britten, el compositor y pianista británico cuyas óperas se encuentran entre las más importantes en lengua inglesa del siglo XX. Músico precoz, desde su más tierna infancia se sintió atraído por la composición. El joven Benjamín a los 10 años ya tocaba bien el piano y componía. A los trece comenzó su entrenamiento formal tanto en el piano como en la viola. Siempre se sintió predestinado a ser un gran compositor. El hecho de haber nacido el día de Santa Cecilia, le reforzó esta creencia.

Britten y Bridge en 1930
A los 14 años fue presentado por su madre ante el compositor Frank Bridge, quien observó dotes de genialidad y recomendó que el joven debiera seguir estudios musicales en Londres de manera rigurosa y formal. Ya en esa época Britten había compuesto más de cien obras. Ganó una beca para realizar estudios en el Royal College of Music en Londres e ingresó en 1930. Entre sus profesores estaba Arthur Benjamín, piano y John Ireland, composición. Al final del segundo año de estudios sus esfuerzos se ven coronados al ganar un premio importante con su obra de cámara: “Quinteto para cuerdas, Fantasía en fa menor”.

Britten en 1932
Otras obras de este período son su “Sinfonieta op. 1” (1932) y el ambicioso “Doble concierto para violín y viola”, un “Te Deum” y la “Simple Symphony Opus 4” (Orpheus Chamber Orchestra), escrita a partir de temas melódicos compuestos en aquella época, que da rápida cuenta de la originalidad y valor de esos primeros ensayos. Frank Bridge le descubrió el universo sonoro de la Segunda Escuela de Viena, uno de cuyos integrantes, Alban Berg, sería uno de sus referentes durante toda su vida.
A mediados de la década de 1930 comenzó a trabajar para el cine y la radio. En estos medios su música empezó a adquirir una fisonomía propia, basada en la síntesis personal de elementos de distinta procedencia: desde la artificiosa vocalidad de Monteverdi hasta la obsesión formal y expresiva del mencionado Berg, pasando por Puccini, Mussorgski, Mahler y Purcell.

Britten fue siempre un compositor conservador que tan sólo realizó breves incursiones en tendencias de vanguardia como el dodecafonismo. Su música fue esencialmente tonal, y su éxito se debe en gran parte a la facilidad con la que evocaba estados de ánimo por medio de armonías y melodías, a su gran lirismo y al eclecticismo con el que abordaba sus obras según las demandas particulares de cada una. Sus partituras también se caracterizan por su complejidad estructural.
Gustaba de incluir elementos de parodia en sus obras: buen ejemplo de ello lo encontramos en las “Variaciones sobre un tema de Frank Bridge” 1 y 2: Intro - Adagio, 5. Aria Italiana, 6: Bourrée classique, 7: Wiener walzer, 8: Motuo Perpetuo, (National Chamber Orchestra of Armenia, Aram Gharabekian ) como homenaje al que fuese su admirado maestro. En cada una de ellas intentó destacar las diversas cualidades que adornaban la personalidad de Bridge, recurriendo para ello a elementos de muy diferentes carácter que incluyen parodias de arias italianas o el vals vienés; y en las “Veladas Musicales” (1936), obra en la que realiza una pastiche de una partitura de Rossini.

Benjamin con Ethel y Frank Bridge en 1930

A partir de 1937, hasta 1948 Britten inicia una etapa muy interesante en su carrera de asociación con la radio BBC, para la musicalización de dramas. Le dio a su música una definición personal, que se mostró notablemente en trabajos orquestales como, las “Variaciones Bridge para cuerdas”, de 1937, el “Concierto para Piano Op. 13”, de 1938, obra estructurada en cuatro movimientos  llena de tensión, nerviosismo y agitación, especialmente en la “Tocata” (Sviatoslav Richter) donde se requiere de parte del intérprete un gran dominio de los tiempos para lograr el movimiento hacia delante y atrás y el “Concierto para Violín op. 15”, de 1939 revisado en 1958 (Berliner Philharmoniker Janine Jansen, violín).


El estreno en 1941 de la “Sinfonía de Réquiem” Opus 20 (Rudolf Kempe & Dresden Staatskapelle) marcó un punto de inflexión en su carrera: fue entonces cuando el director de orquesta Serge Koussevitzky le encargó una ópera, “Peter Grimes” Op. 33, (Washington National Opera) basada en el texto The Borough del poeta británico George Crabbe, que tuvo gran éxito y marcaría el verdadero inicio de la carrera del músico británico como compositor.

Vestuario de Peter Grimes
La obra fue un hito en la historia de la ópera británica, por las características complejas de su personaje protagonista, un hombre sádico y socialmente inadaptado. Britten consiguió que el público sintiera a la vez atracción y repulsión hacia el personaje de Grimes y, gracias a la excelente acogida que tuvo la partitura, sentó las bases de lo que sería la nueva ópera británica, cuyos representantes son, entre otros, Maxwell Davies, Alexander Goehr y Harrison Birtwistle.

Continuó con “The Rape of Lucretia” (La violación de Lucrecia, 1946) (The Southbank Sinfonia & dir. Peter Robinson) “Albert Herring” (1947) (Glyndebourne Festival Opera & dir. Bernard Haitink); “Billy Budd” (1951) (The London Symphony Orchestra & Charles Mackerras), basada en la novela del escritor estadounidense Herman Melville; “Gloriana” (1953) (The Julian Bream Consort), compuesta para la coronación de Isabel II; “Otra vuelta de tuerca” (1954) (City of London Sinfonia Orquesta), sobre una historia del escritor estadounidense Henry James y “El sueño de una noche de verano” (1960) de William Shakespeare (Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo de Barcelona).
Estos son algunos de los títulos que le convirtieron en uno de los autores operísticos más aclamados del siglo XX. En ellos, Britten trata temas como el enfrentamiento del individuo con la sociedad o la pérdida de la inocencia, que se convertirán en constantes a lo largo de su producción.
Entre sus últimos trabajos operísticos están “Owen Wingrave” (1971), (B. Luxon y Janet Baker, The English Chamber Orchestra) basada en una historia de Henry James y “Muerte en Venecia” (1973): (Teatro La Fenice, Martin Miller, tenor) sobre un relato del novelista alemán Thomas Mann.


Britten denominó algunos de sus últimos trabajos como óperas de cámara, ya que requieren una orquesta de sólo doce miembros. El cultivo de la ópera no le impidió, sin embargo, sobresalir en otros géneros, en especial en la música vocal, con obras como “Les illuminations” (Les Violons du Roy, soprano Karina Gauvin), la “Serenata para tenor, trompa y cuerdas” (Orquesta Filarmónica de la Escala de Milan, Danilo Stagni: trompa, John Mark Ainsley: tenor) y también compuso otro tipo de obras en forma de cantata, las llamadas parábolas de iglesia como “Noye's Fludde” (1958) y “El hijo pródigo” (1968).
“El Réquiem de guerra” (1962) (OBC dir. Rostropovich), es una impresionante obra coral que utiliza versos del poeta británico Wilfred Owen.

Asímismo compuso música para teatro y películas, ciclos de canciones y música para niños, como “The Young Person's Guide to the Orchestra” (Guía orquestal para jóvenes, 1946) Parte 1, Parte 2 (The Philadelphia Orchestra, dir. Yuri Temirkanov).
Se trata de una obra didáctica dirigida a todos aquellos que se inician en el pasatiempo de la música clásica. El nombre completo es “Variaciones y fuga sobre un tema de Purcell, Op. 34”. Fue compuesta en 1945 para una película educativa titulada: “Los instrumentos de la orquesta”. La música se inspira en una danza del músico inglés Henry Purcell “Abdelazar, o la venganza del moro”.
Las “Suites para violonchelo”, Opus 68 (1963): Suite nº 1, op. 72, Suite nº 2, op. 80, y la Suite nº 3, op. 87 (Julian Lloyd Webber), son tres propuestas relativamente cercanas en el tiempo que plantean movimientos muy breves, a veces fugaces miniaturas de sonoridades que en determinados puntos, nos parecen mágicas.

Una de las obras solistas de Britten que ha tenido un rol central en el repertorio del instrumento ha sido su "Nocturno sobre un tema de Dowland" para guitarra (1964) (Juliam Bream). La pieza resulta abundante en su estilo tardío y muestra la profundidad de su admiración por la música isabelina para laúd.
Su pieza para terminar, sin embargo, fue una vuelta a lo abstracto en el “Cuarteto de Cuerdas número 3” que data del año 1975. El 2 de julio de 1976 recibió el título de Barón Britten de Aldeburgh, en el Condado de Suffolk, convirtiéndose, así, en el primer músico o compositor que recibió un título nobiliario. Murió el 4 de diciembre de 1976 en Aldeburgo.

Peter Pears y Benjamin Britten
Sus obras abarcan desde la más sencilla y lírica tonalidad hasta la atonalidad más compleja y dramática. En 1947, junto al tenor británico sir Peter Pears, fundó el Festival de Aldeburgo, importante evento anual para la interpretación y enseñanza musical, en la escuela Britten-Pears.
Entre los críticos existe unanimidad en considerar a Britten como uno de los grandes compositores ingleses del siglo XX. En la década de 1930, sin embargo, el compositor realizó importantes esfuerzos para apartarse de la corriente principal de la música de su país, que le parecía complaciente, insular y amateur. Muchos críticos de aquella época, devolviendo gentilezas, se quejaban de su facilismo, espíritu cosmopolita y de su admiración por compositores como Mahler, Berg, y Stravinsky, considerados "malos ejemplos" para un joven músico inglés.

Algunos aspectos de la personalidad de Britten son polémicos y han dado lugar a controversias: sus inclinaciones políticas (especialmente su pacifismo durante la Segunda Guerra Mundial) y su sexualidad. La publicación en 1992 de su biografía escrita por Humphrey Carpenter, con sus revelaciones sobre las frecuentes y peligrosas relaciones sociales, profesionales y sexuales de Britten confirmaron su carácter de figura controvertida. En 2003 una selección de escritos de Britten editados por Paul Kildea y un estudio posterior según se publicó en el libro "Los jóvenes de Britten", de John Bridcut, (2006) revelaron las inclinaciones del compositor por los adolescentes a lo largo de su vida.
Para la mayoría de los músicos, sin embargo, la técnica de Britten, su tolerancia musical y humana, y la habilidad para tratar la más tradicional de las formas musicales con frescura y originalidad, lo ubican a la cabeza de los compositores de su generación. Un tributo notable es la pieza del compositor estonio Arvö Part titulada "Cantus in Memoriam Benjamin Britten" (BBC Symphony Orchestra, dir. Edward Gardner).

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