23 abril 2012

Sergei Prokofiev


El 23 de abril de 1891 nació en Sontsovka - un pueblo de Ukrania- el compositor y pianista Sergei Sergeyevich Prokofiev uno de los mejores representantes de la escuela de composición soviética y uno de los grandes clásicos del siglo XX. Autor de una música en la que tradición y modernidad se conjugan de manera ejemplar. Su obra ha dejado profunda huella en el estilo de sus compatriotas más jóvenes, como Aram Khachaturian o Dimitri Kabalevski.

Niño prodigio, recibió sus primeras lecciones musicales de su madre, pianista aficionada, con tan buen resultado que ya a los nueve años dio a conocer en una versión doméstica su primera ópera, “El gigante”, a la que siguieron inmediatamente tres más, la última de ellas, “El festín de la peste”, escrita bajo las indicaciones del compositor Reinhold Glière. En 1904 ingresó en el Conservatorio de San Petersburgo, donde tuvo como maestros, entre otros, a Anatol Liadov y Nikolai Rimski-Korsakov y empezó a interesarse por las corrientes más avanzadas de su tiempo. En este sentido, fue el “enfant terrible” de la música rusa de la primera década del siglo XX, no sólo en su faceta de compositor, sino también en la de intérprete.

Prokofiev en 1913
Con fama de músico antirromántico y futurista, sus primeras obras, disonantes y deliberadamente escandalosas, provocaron el estupor del público. En ellas, el joven músico mostró ya algunas de las constantes que iban a definir su estilo durante toda su carrera, como son cierta tendencia a lo grotesco y una inagotable fantasía, junto a un recogido lirismo y una asombrosa capacidad para crear hermosas y sugestivas melodías, que el propio Shostakovich reconocía y admiraba. Una de las formas musicales favoritas de Prokofiev fueron los conciertos para piano. Escribió cinco de ellos y todos han formado parte del repertorio habitual desde entonces. Compone su “Primer Concierto para piano”, Opus 10, (Alexander Kobrin) siendo apenas un joven de 21 años, estudiante del Conservatorio en 1912. Lo estrenó el mismo, en su primera salida al escenario como solista. Al año siguiente compone el Segundo Concierto para piano en Sol Menor Op. 16, y lo estrena el 5 de Agosto de 1913 en Pavlovsk.

Prokofiev en 1918
Su famosa Sinfonía núm. 1 «Clásica» es reveladora en cuanto a esta tendencia, que resulta más sorprendente aún si se la compara con una obra sólo dos años anterior, de 1915, la brutal “Suite Escita” (Rotterdam Philharmonic Orchestra & Valery Gergiev)
Aunque el joven músico contaba con las simpatías de los revolucionarios soviéticos por su talante iconoclasta e irreverente, un año después de los hechos de octubre de 1917, Prokofiev dejó su país para instalarse en Occidente, más en busca de la tranquilidad necesaria para componer que por motivos de índole ideológica. Japón, Estados Unidos (donde su presentación como pianista se calificó de «bolchevismo musical») y Francia fueron los países en que se presentó, no siempre con fortuna. Mientras los trabajos escritos para la compañía de los Ballets Rusos de Diaghilev –“Chout”, “El paso de acero”, “El hijo pródigo”– fueron relativamente bien recibidos, su ópera cómica “El amor de las tres naranjas” fue acogida con indiferencia en su estreno en Chicago en 1921.


El poco éxito y la añoranza que sentía por su patria fueron dos de las razones que le llevaron en 1933 a regresar de forma definitiva a su país. Sin embargo, la Unión Soviética había experimentado profundos cambios desde que el compositor la abandonara en 1918: a la libertad de que los artistas disfrutaban en aquellos primeros tiempos, había sucedido el control estatal respecto a toda creación artística, que debía ceñirse de manera obligatoria a unos cánones estrictos, los del realismo socialista.

Algunas de sus obras, como la “Cantata para el vigésimo aniversario de la Revolución”, fueron consideradas excesivamente modernas y, en consecuencia, prohibidas. El estilo de Prokofiev derivó entonces hacia posiciones más clásicas, con lo que el componente melódico de sus composiciones ganó en importancia. Algunas de sus páginas más célebres datan de esta época: el cuento infantil “Pedro y el lobo”, los ballets “Romeo y Julieta” (Dance of the Knights) (Angel Corello & Alessandra Ferri) y “La Cenicienta”, las partituras para dos filmes de Eisenstein, Alexander Nevski e Iván el Terrible, las tres «sonatas de guerra» para piano, la “Sinfonía Nº 5”, la monumental ópera “Guerra y paz”. Falleció el mismo día y año que Stalin, el 5 de marzo de 1953.

Sus obras demuestran una extraordinaria integridad si se tiene en cuenta la presión impuesta por el dogma soviético del realismo socialista. En sus obras procedía a registros tan diferentes como el maquinismo, el expresionismo, el clasicismo y el lirismo. En sus últimas composiciones se acercó a la tradición rusa de finales del siglo XIX. En su autobiografía definió hasta cinco «líneas estilísticas» en su música: la clásica, la modernista (caracterizada por la tendencia a la atonalidad y aún a la cacofonía intencionada), la «motorista» (con ritmos ostinato), la lírica y la grotesca o burlona. Pero no se trata, como el mismo Prokofiev se cuidó de advertir, de etapas o periodos, sino de tendencias superpuestas, que se alteran o confluyen según los casos.

Si hubiera que señalar periodos, sería preferible enumerar uno modernista, otro neoclásico (con muchas sinuosidades), y un tercero adaptado a la música soviética (también con cambios y hasta tendencias «desviacionistas»). Su vasta producción se caracteriza por un estilo neoclásico, su colorido ruso y una gran fuerza lírica. El reconocimiento del músico se vio plasmado en los galardones recibidos: Premio del Estado (1943, dos veces en 1946, 1947 y 1951), Artista del Pueblo de la Federación de Rusia (1947) y el Premio Lenin (en 1957, a título póstumo).


Obras

Música orquestal
Sinfonía clásica (1918) (St. Petersburg Philharmonic Orchestra & Yuri Temirkanov)
Sinfonía Nº 3 (London Symphony Orchestra & Claudio Abbado)
Sinfonía Nº 5 (Gustavo Dudamel, dir. & Berliner Philharmoniker)

Concierto para piano nº 1 (1911) (Martha Argerich & Alexandre Rabinovitch)
Concierto de piano Nº 2. Opus 16 Parte 1Parte 2Parte 3Parte 4Parte 5Parte 6, (Lugansky, piano)
Concierto para piano nº 3 - I. Andante - II. Tema con variación - III. Allegro ma non troppo (Martha Argerich & Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI, dir. Tugan Sokhiev)
Sinfonía concertante para violoncelo y orquesta (Mstislav Rostropovich & National Orchestra of Monte-Carlo, dir. Ollu Kamu)

Música de cámara
Cuarteto de cuerda No. 1 en Si menor, Op. 50 (1930–31) 1 I. Allegro2 II. Andante molto. Vivace3 III. Andante (Russian string quartet)
Cuarteto de cuerda nº 2 en Fa mayor, Op. 92, sobre temas kabardinios (1941) I. Allegro sostenutoII. AdagioIII. Allegro. Andante molto (Euphonia string quartet)
Sonata para flauta y piano (1943). I: Andantino  (Emmanuel Pahud - Flauta & Stephen Kovacevich - Piano)

Música instrumental
Sonata nº 1 opus 1 (Boris Berman)
Sonata nº 2 Opus 14 (1924) Parte I Parte II (Sviatoslav Richter)
Sonata nº 3 (1928) (Martha Argerich)
Sonata nº 6 Opus 82 I Allegro moderatoII Allegretto (Eugeny Kissin)
Sonata nº 7 Opus 83, 1/2, 2/2 (Glenn Gould)
Sonata nº 8 (III) (Andrei Gavrilov)
Tocatta op. 11 (Horowitz & Argerich)
Sarcasmos (1914)
Visiones fugitivas (1917)

Óperas
El jugador (1916)
El ángel de fuego (1919)
El amor de las tres naranjas (1921) “Marcha” (Orquesta Nacional de Francia dir. Lorin Maazel)
Los esponsales en el convento (1940)
Guerra y paz (1952).


Ballets
Chout (1921)
El paso de acero (1924)
El hijo pródigo (1928)

Romeo y Julieta (1935) "Balcony Scene" Acto II"Dance of the Knights" (Angel Corello & Alessandra Ferri)
"Romeo y Julieta" consta de tres actos, quince escenas y 50 números musicales. El ballet se presenta como una sucesión de cuadros que parecen cobrar vida con la música.
La partitura musical es una de las obras maestras de Prokofiev quien la cuidó con exquisito detalle, incluyendo en la misma instrumentos como la mandolina, xilófono, maracas, pandereta, carrillones, piano y celesta, entre otros, además de los habituales en una orquesta. Algunos fragmentos gozan de gran popularidad, aunque toda ella muestre su genialidad unas veces con dramática fuerza descriptiva, otras con ténue delicadeza, siempre con su original inventiva en el ritmo y la composición. Es una de las obras más apreciadas del compositor, en base a la alta inspiración melódica, la gran variedad rítmica y el carácter memorable de los temas principales (el célebre y siniestro Baile de los caballeros y sus diversas variaciones; el delicado y abundante tema de Julieta).

Pedro y el lobo (1936) (Suzie Templeton: Directora, animadora y escritora de films de animación con técnica de "stopmotion". Conocida por su adaptación animada de Pedro y el Lobo).
En la entrañable "Pedro y el Lobo" Prokofiev recurre a la música mínima que Stravinsky había puesto en boga con su célebre Historia del Soldado, conjugando con no menor habilidad lo nuevo, lo popular y lo infantil, como que es un cuento de niños -como de costumbre, aparentemente destinado a los niños, con un narrador y unos pocos instrumentos que hacen de personajes (recordará el lector que los violines son Pedro, las trompas el lobo, el fagot el abuelo, el clarinete el gato y la flauta el pájaro). La obra fue "aceptada" en la URSS por su carácter didáctico.
La Cenicienta Opus 97 (1944) Parte 1Parte 2Parte 3 (Ballet Bolshoi)
La leyenda de la flor de piedra (1950).

Prokofiev y Eisenstein
Música vocal
Cantata para el vigésimo aniversario de la Revolución (1937) (Kirill Kondrashin, dir. & Moscow Philharmonic Orchestra)
Salud a Stalin (1939).
Música para el cine
El teniente Kijé (1933) “Romance” (St. Petersburg Philharmonic)
Alexander Nevski, Dir. Sergei Eisenstein (1938) (Westminster Choir & New York Philharmonic)
Iván el Terrible Dir. Sergei Eisenstein (1942-1945) (Rotterdam Philharmonic Orchestra, St Petersburg Kirov Chorus & Valery Gergiev)

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