El 27 de septiembre de 1972 nació en Big Indian (New York) la cantante folk Lhasa de Sela que, aunque nacida en Estados Unidos y criada en México, pasó la mayor parte de su vida adulta entre Canadá y Francia. Este bagaje multicultural benefició en gran manera a su música.
Hija de un profesor de español mexicano y una actriz y fotógrafa norteamericana de origen libanés, pasó su infancia viajando con sus padres y hermanos en un autobús escolar reconvertido a través de México y Estados Unidos. En San Francisco comenzó a tocar con trece años sus canciones en un café griego. Con 19 se trasladó a Montreal y durante unos cinco años actuó en bares y pequeñas salas de la ciudad. Aquí empezaría a gestarse el material que compondría su primer álbum 'La Llorona' (1997), que, aunque cantado enteramente en español, incorporaba elementos de música mexicana, sudamericana, zíngara europea y rock alternativo.
“Desdeñosa”
Aunque me vida esté de sombras llena
No necesito amar, no necesito
Yo comprendo que amar es una pena
Una pena de amor y de infinito
Y no necesito amar - tengo vergüenza
De volver
a querer lo que he querido
Toda repetición es una ofensa
Y toda supresión es un olvido
Desdeñosa, semejante a los dioses
Yo seguiré luchando por mi suerte
Sin escuchar las espantadas voces
De los envenenados por la muerte
No necesito amar - absurdo fuera
Repetiré el sermón
de la montaña
Por eso he de llevar hasta que muera
Todo el odio inmortal que me acompaña
No necesito amar, no necesito
Yo comprendo que amar es una pena
Una pena de amor y de infinito
Y no necesito amar - tengo vergüenza
De volver
a querer lo que he querido
Toda repetición es una ofensa
Y toda supresión es un olvido
Desdeñosa, semejante a los dioses
Yo seguiré luchando por mi suerte
Sin escuchar las espantadas voces
De los envenenados por la muerte
No necesito amar - absurdo fuera
Repetiré el sermón
de la montaña
Por eso he de llevar hasta que muera
Todo el odio inmortal que me acompaña
Cuando en el 2003, instalada en Marsella (casi siete años más tarde del primero), aparece 'The Living Road' -el segundo álbum de la artista- se hizo evidente que no cayó en lo fácil, haciendo una parodia de su propio canto, sino que por el contrario se dejó guiar por su inspiración. Su rechazo a ser clasificada, a dejarse etiquetar como 'exótica', se hace evidente en la manera en la que cuenta las historias que componen este sorprendente álbum. Expresándose con la misma naturalidad en español, en francés o en inglés, se muestra directa, verdadera y sin compromisos en todas esas lenguas con las que nos lleva de una dulce y femenina ranchera a un emocionante góspel, o de un intenso blues a una tierna canción de cuna, con el mismo carisma y la misma convicción.
'The Living Road' le da a Lhasa un reconocimiento aún más impresionante. En todas partes conquista el corazón del público que la reconoce y la aprecia como si perteneciera a su país.
Sus interpretaciones vibrantes y apasionantes la llevan por todo el mundo, de México a Estambul. Sus canciones figuran en la banda sonora de muchos films y programas de televisión, tales como “The Sopranos”, “I Am Because We Are”, el documental de Madonna, el film de ciencia ficción “Cold Souls” y “Casa de los Babies” de John Sayles. Lhasa colaboró además con numerosos artistas, entre ellos: The Tindersticks, Patrick Watson y Arthur H y en el 2005 fue proclamada 'Mejor Artista de las Américas' en los World Music Awards de la BBC.
“Abro la ventana”
Ahora me levanto
De esta cama
Ahora
Abro la ventana
Y entra la luz
Con el viento
Ahora te siento
Y estas tan lejos
De aquí.
Si un día te vas
Y ya no vuelves más
Si un día me voy
Y ya no vuelvo yo.
Que largo es el mundo
Es infinito
Ayer te tuve
En mis brazos
Y hoy
Como un grano de arena
En algún suelo ajeno
Estas escondido de mí.
Si un día te vas
Y ya no vuelves más
Si un día me voy
Y ya no vuelvo yo.
Que gran silencio
Todo en suspenso
Que vértigo de no verte
Retumbo.
Como una campana
Abro la ventana
Y entras tú.
Ahora me levanto
De esta cama
Ahora
Abro la ventana
Y entra la luz
Con el viento
Ahora te siento
Y estas tan lejos
De aquí.
Si un día te vas
Y ya no vuelves más
Si un día me voy
Y ya no vuelvo yo.
Que largo es el mundo
Es infinito
Ayer te tuve
En mis brazos
Y hoy
Como un grano de arena
En algún suelo ajeno
Estas escondido de mí.
Si un día te vas
Y ya no vuelves más
Si un día me voy
Y ya no vuelvo yo.
Que gran silencio
Todo en suspenso
Que vértigo de no verte
Retumbo.
Como una campana
Abro la ventana
Y entras tú.
Lhasa vuelve seis años después de la aparición de 'The Living Road', con un álbum que lleva por título simplemente, 'Lhasa' (2009). Al escucharlo por primera vez, el título muestra todo su sentido. Escrito y realizado por ella misma, grabado en cinta y casi por completo en vivo, este tercer álbum demuestra la madurez de su autora, compositora, intérprete y realizadora. "En La Llorona y The Living Road (2003) me dejé orientar. Pero en el último disco tenía ganas de ver hasta donde podía llegar. Casi todas las canciones las escribí sola, lo he producido y he hecho los arreglos. Por eso lo llamo Lhasa, porque es mi música de verdad, nace de mis propios instintos", confesaba en mayo de 2009.
La atención que se prestan entre sí los músicos y la cantante es notoria en los sutiles cambios de intensidad y de tempo, imposibles de recrear en el mundo de metrónomos y ordenadores. Grabado y realizado a la antigua manera, este álbum nos hace vivir una experiencia musical extraordinaria. La música está allí viva, vibrante, desplegándose cual si no se entregara, y aquel que la escucha se deja envolver y conducir sin el menor esfuerzo. Lhasa lleva a cabo algo extraordinario con una asombrosa facilidad.
La elección de instrumentos es simple e inusitada: arpa, guitarras acústicas, guitarra de pedal steel, contrabajo, batería, piano. Las melodías son familiares, irresistibles y al mismo tiempo originales. Los textos, escritos en inglés, son límpidos y llenos de imágenes. Oscilando entre country y góspel, entre blues y folk, las melodías son eternas sin ser nostálgicas, modernas sin ser artificiales. La interpretación sobria y, a la vez plena de relieves de los músicos, deja todo el lugar a la voz clara y generosa de la cantante.
'Lhasa' (2009)
• Rising
Lhasa fue una artista única. Camaleón que nunca dejó de ser ella misma, tejió con su voz un universo poético guiado por su carisma, su integridad y sus convicciones. Ella no infringía las reglas, simplemente las ignoraba. Lejos del ruido y del furor de la industria musical moderna, lejos de las lentejuelas del mundo del espectáculo, Lhasa encontró tranquilamente su lugar y se afirmó como una de las autoras compositoras más fascinantes de su generación. En enero de 2010, tras una larga enfermedad, Lhasa murió a los 37 años.
La escuché por primera vez en la radio digital de un amigo en FB; me llamó la atención su voz similar a la de Nico y me hice con algunas de sus grabaciones. Extraordinaria artista, más que una voz toda una fuerza musical. Qué lamentable habernos dejado tan pronto.
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