El aporte de Violeta Parra al quehacer musical y artístico chileno se considera unánimemente de gran valor y trascendencia. Su trabajo sirvió de inspiración a muchos artistas posteriores, que continuaron con su ardua tarea de rescate de la música del campo chileno y las manifestaciones constituyentes del folclore del país y de Latinoamérica.
Además de una artista excepcional, Violeta Parra fue una investigadora del folclore chileno; su obra recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes o villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino la volcó en composiciones musicales como 'Casamientos de negros' (1955), 'Yo canto la diferencia' (1961), 'Una chilena en París' (1965), 'Qué dirá el Santo Padre' (1965), 'Rin del angelito' (1966), 'Run run se fue pal Norte' (1966), 'Volver a los diecisiete' (1966) y 'Gracias a la vida' (1966).
Sus composiciones han sido elogiadas por críticos de todo el mundo, tanto por su compleja elaboración musical como por sus letras poéticas, ingeniosas y socialmente comprometidas. Han sido interpretadas por gran cantidad de artistas en Latinoamérica y el resto del mundo. La más conocida de todas, 'Gracias a la vida' -cantada por Mercedes Sosa y Joan Baez, entre otros- es una de las canciones latinoamericanas más versionadas.
'Niños en fiesta' de Violeta Parra |
En conmemoración de su natalicio, el 4 de octubre fue elegido el 'Día de la música y de los músicos chilenos'.
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