08 agosto 2012

André Jolivet

 
El 8 de Agosto de 1905 nació en París el músico y compositor André Jolivet, notable por su dedicación a la cultura y al pensamiento musical francés. Su música se caracteriza por su interés en la acústica y la tonalidad, así como en las influencias, tanto del presente como del pasado de la música, particularmente la de los instrumentos antiguos. 

Recibió sus primeras lecciones de piano de su madre. A los 13 años escribió el texto y la música de un “Romance Barbare”, a los 14 estudió cello con Louis Feuillard y al año siguiente concibió un ballet, diseñando la escenografía, el vestuario y la música. El director coral de Notre Dame de Clignancourt le recibe en el coro y le enseña órgano y armonía. Siguiendo el consejo de sus padres deja a los 15 años la escuela para ser preparado como maestro y desde 1927 enseña en diversas escuelas parisinas. Pero no deja la música y toma lecciones con Le Flem de 1928 a 1933 que le introduce a las bases de la composición con un exhaustivo estudio de armonía, contrapunto y formas clásicas, así como el análisis de la polifonía de los siglos XV y XVI.

Los tres conciertos realizados en 1927 con motivo de la visita de Schoenberg a París conectan a Jolivet con la música atonal, pero el hito que marcaría su destino vendría en 1929 al escuchar algunas obras de Varese, sobretodo “Ameriques”. Le Flem envía a Jolivet a estudiar con Varese entre 1930 y 1933. Entonces aprende nuevas técnicas y absorbe el concepto de masas sonoras del maestro, así como su manera de orquestal y la importancia otorgada a los instrumentos de percusión.
Una primera manifestación de las lecciones de Jolivet con Varese apareció en el “Cuarteto de Cuerdas” (1934), en el que descarta la tonalidad tradicional sin adoptar el serialismo. Más bien extiende el sistema tonal incorporando armónicos lejanos y subarmónicos putativos, tal como Jolivet relató en su ensayo “Contrepoints” (1939) escrito en conexión con las “Cinco Danzas Rituales” (1939)

Tales ideas fueron concretadas con éxito en “Mana” (1935), donde la individualidad de Jolivet queda confirmada. Esta suite para piano, cuyo título tiene que ver con aquella fuerza “primitiva” que perpetúa la existencia, apunta a una de las preocupaciones esenciales de Jolivet: la expresión musical de las fuerzas que regulan el mundo y la existencia metafísica de los objetos. Es un retorno a los poderes y propósitos más primordiales y mágicos de la música. Jolivet recogió de Varese una comprensión pitagórica de la armonía universal basada en proporciones numéricas, aspecto que otorga a 'Mana' un extraño clima armónico y una decisiva importancia rítmica.

Messiaen, muy interesado en "Mana", escribió un entusiasta artículo sobre la obra y entró en contacto con Jolivet. Gracias a la iniciativa de Yves Baudrier, y con la adición de un cuarto miembro, Daniel Lesur, se fundó el grupo La Jeune France. Su primer concierto (junio de 1936) fue conducido por Desormiere y causó bastante alboroto. Además editaron un manifiesto delineando, de manera más bien imprecisa, su intención de “propagar una música viva que contenga sinceridad, generosidad y conciencia artística”. En realidad ellos se oponían a ciertos experimentos estériles realizados por compositores de Europa Central y a las últimas tendencias de Stravinsky, buscando “rehumanizar” un arte que a menudo se convertía en algo muy abstracto.


El cuarteto y "Mana" fueron seguidos por las obras “Cinq Incantations para flauta sola” (1936) “Incantation nº 3” (Jean Pierre Rampal), “Cosmogonie” (1938) y “Cinq Danses Rituelles” (1939), estas últimas para piano u orquesta. Durante la Segunda Guerra Mundial, Jolivet produjo menos música y su estilo se volvió menos esotérico y más convencional. Escribió el "Ballet des Etoiles” (1941), pero el cambio lo determinó “Les Trois Complaintes du Soldat” (1941), cuyo texto escribió él mismo recogiendo sus experiencias en el ejército, “Cinq Danses Rituelles, per orchestra" (1940/1941), la ópera bufa “Dolores” (1942), el ballet “Guignol et Pandore” (1943), los “Poemes Intimes” (1944) y “Chant de Linos para flauta, violín, viola, violonchelo y arpa” (1944).

Olivier Messiaen, Yves Baudrier, Daniel-Lesur y André Jolivet

Una nueva fase, iniciada con la “Primera Sonata para piano” (1945) escrita en memoria de Bartok, reveló una síntesis de su estilo temprano más aventurado con su manera más directa, una síntesis caracterizada por armonías y ritmos individuales, un magistral manejo instrumental y la percusión como principal preocupación.

Entre dos polos aparentemente opuestos, las disciplinas clásicas impartidas por Le Flem y el arte iconoclasta de Varese, Jolivet encontró un punto de balance y estableció su propio territorio. A través de Varese se beneficiaba de la liquidación de la tonalidad de Schoenberg, mientras que en forma directa recogía elementos de Stravinsky. El gusto por el tumulto organizado de La Consagración de la Primavera se percibe en el Concierto para Ondas Martenot. Nunca usó el principio serial y se oponía al arte de Webern mientras valoraba los refinamientos de otros compositores como Debussy.

A pesar de su habitual hostilidad hacia los sistemas de composición, Jolivet trabajó ocasionalmente dentro de una disciplina particular, como en su neoclásico “Concertino para Trompeta” (1948), una obra atractiva cuyas secciones lentas desarrollan una melodía muy expresiva.
Si hubo un compositor hacia quien mantuvo fidelidad y cercanía, ese compositor fue Bartok, cuya obra mostró la misma libertad de expresión, el mismo interés por la variedad dentro de la unidad y el mismo dinamismo.
Al considerar las bases del estilo de Jolivet se puede delinear su capacidad de integración. Entre las técnicas originales que introdujo en su música están el empleo de acordes de apoyo y los modos parciales que empleó melódica y armónicamente, por ejemplo, en su Concierto para Violín.

Su arte retuvo una preocupación por la naturaleza elemental y la expresión humana, con las fuerzas primordiales reveladas a través de la danza humana. Esto se relaciona con su referencia ocasional al exotismo: música india, canto árabe y artes mágicas de pueblos ecuatoriales. Por lo mismo sus instrumentos importantes son la flauta y la percusión, ambos elementales en la música primitiva. Después de establecer su estilo maduro en 1945, Jolivet compuso prolíficamente apoyado por la “Association pour la Difusión de la Pensée Française”. Además fue director musical de la Comedie Française desde 1943 a 1959, debutando como director con la partitura de “Honegger para Le Soulier de Satin de Claudel”. Él mismo escribió una gran cantidad de música incidental y dirigió otras durante ese periodo. 

Jolivet también fue consultor técnico de la Direction Generale des Arts et Lettres (1959-62), fundó el Centre Français d’Humanisme Musical en Aix-en-Provence (1959) y enseñó composición en el Conservatorio de París (1966-70). En 1951 recibió el Grand Prix otorgado por la ciudad de París. Durante los 50 y 60 su producción estuvo dominada por una serie de conciertos, cada uno demandante de gran virtuosidad tanto del solista como de la orquesta. El primero fue el “Concierto para Ondas Martenot” (1947). El “Concierto para Piano” provocó tumulto en su estreno en Estrasburgo. El “Concierto para Arpa” tiene una parte solista de cantilena simple y balanceada. Los dos “conciertos para cello” y el “concierto para violín” se caracterizan por violentos contrastes, un ingenioso uso de la orquesta, calor y vitalidad. Su ”Primera Sinfonía” (1953) también hace uso de estos contrastes.

La escritura virtuosa también aparece en la sinfonía vocal “Epithalame” (1953) para 12 voces, obra escrita para la esposa de Jolivet con motivo de su vigésimo aniversario de matrimonio. El texto, del mismo Jolivet, está decorado con efectos onomatopéyicos a la manera de las chansons polifónicas del Renacimiento francés. La obra más grande del periodo es el conmovedor oratorio “La Verité de Jeanne” (1956), compuesto sobre el texto de 1456 del proceso de rehabilitación de la heroína, que se estrenó para los 500 años en su localidad natal de Domremy. Sus últimas obras fueron “La flèche du temps” (1973) y "Ying-Yang" del mismo año, una composición de 11 instrumentos de arco (seis violines, dos violas, dos violoncelos y un contrabajo). Falleció en su ciudad natal el 20 de diciembre en 1974, dejando inconclusa su ópera "Bogomilé ou Le lieutenant perdu".

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