01 marzo 2012

Frédéric Chopin


El día 1 de Marzo de 1810, nace en Zelazowa, en las proximidades de Varsovia, el compositor y virtuoso pianista polaco Fréderic François Chopin (Fryderyk Franciszek Chopin, en polaco), considerado como uno de los más importantes de la historia, representando el Romanticismo musical en su estado más puro. Su perfecta técnica, su refinamiento estilístico y su elaboración armónica han sido comparadas históricamente con las de Johann Sebastian Bach, Franz Liszt y Ludwig van Beethoven por su perdurable influencia en la música de tiempos posteriores.

Nicolás Chopin
Su padre, Nicolás, era un francés emigrado a Polonia en 1787 que trabajó desde 1802 como preceptor en casa del conde Skarbek en Zalazowa, y desde 1810 como profesor de literatura y lengua francesa en el Instituto de Varsovia y en la Escuela de Artillería. Niño prodigio, Fréderic actúa con cinco y seis años en los salones aristocráticos de Varsovia. Su primera aparición pública tiene lugar a la edad de ocho años con motivo de un concierto benéfico. De esta misma época es su primera composición impresa: la “Polonesa en sol menor” (1817).

Chopin en 1829
Entre 1823 y 1826 cursa estudios en el Instituto de Varsovia, posteriormente inicia el estudio de música en profundidad en la Szkola Glowna Muzyki, bajo el magisterio de Jozef Elsner, diplomándose en composición en 1829. Durante estos años da conciertos en Berlín, Praga y Viena, entre otros muchos sitios, ganándose una sólida reputación como virtuoso del instrumento. El 11 de octubre de 1830, con 20 años, da su último concierto en Polonia y compone su primer concierto para piano. Un año después se instala en París donde desarrolla una intensa actividad como compositor y comienza a introducir sus propias obras en sus recitales como intérprete.

Poco a poco fue introduciéndose gradualmente en la actividad musical de París, desistiendo del viaje a Londres que originalmente había planeado realizar. Su primer concierto público fue tan fabuloso que se convirtió en el tema de conversación de toda la ciudad. Éste se llevó a cabo el 26 de febrero de 1832 en la Sala Pleyel, calle Cadet: en el programa figuraba su “Concierto en fa menor” y las “Variaciones mozartianas”, en la segunda parte compartió el escenario con notables pianistas como Camille-Marie Stamaty, George Osborne y Ferdinand Hiller, para interpretar una Polonesa de Kalkbrenner, a seis pianos. Entre el público se encontraban músicos de la talla de Mendelssohn y Franz Liszt, y entabló pronto amistad con el último, que también radicaba en la ciudad. Se sentía sorprendido y estimulado por la intensa vida cultural y también por la libertad de acción que podía ejercer.


En abril de 1832 el cólera hizo estragos en la capital francesa, diezmó a las clases trabajadoras e hizo huir a las provincias a los más pudientes. Orlowski, compatriota y amigo de Chopin escribió a los suyos: «Me ocurre que voy a verlo y vuelvo sin haber cambiado una palabra con él, tan melancólico está. En París la situación es mala. Los artistas se ven reducidos a la miseria, porque el cólera ha hecho huir a las provincias a todas las familias ricas...».

James de Rothschild
Pronto sin embargo el azar tiende una mano de ayuda: En el mismo año, un día que Chopin paseaba por el bulevar , se encontró a Valentín Radziwill, padre del príncipe Antonio, quién lo lleva a una velada ofrecida por James de Rothschild. El joven se sienta al piano sin haberse preparado y obtiene un éxito mucho mayor que en ninguno de los conciertos que había dado hasta entonces. Allí está presente la élite de la sociedad y de la noche a la mañana el nombre de Chopin vuela de boca en boca. Se aprecia su distinción, su talento. Se le piden lecciones: la baronesa de Rothschild se inscribe a la cabeza de la lista. Entre las familias adineradas, los Rothschild se entusiasmaron particularmente con el talento de Chopin, y, junto a otras familias pudientes —como la princesa de Vaudemont, el príncipe Adam Czartoriski, el conde Apponyi o el mariscal Lannes— lo tomaron bajo su protección.

La situación cambia bruscamente, el horizonte se aclara y la esperanza renace en Chopin. De todos modos, el oficio de profesor no es en modo alguno lo que tenía en vista pero pronto llegaría a convertirse en un pedagogo muy requerido y bien pagado hasta el fin de su vida.
De 1834 a1835 viaja por Renania, Checoslovaquia y, nuevamente, Alemania. Reencuentra viejas amistades, entre ellas la familia del conde Wodzinsky, pretendiendo, sin éxito, la mano de la joven María Wodzinska.

George Sand
En 1836 tuvo su primer encuentro en París con Aurore Dudevant, escritora francesa seis años mayor que el compositor y más conocida por su seudónimo, George Sand, relación que marcará decisivamente los últimos años de su vida. Tiempo después, en un carta, Chopin dejó esta descripción de ese primer encuentro: "Hoy he conocido a una gran celebridad, madame Dudevant, conocida como George Sand. Su apariencia no es agradable. De hecho hay algo en ella que indudablemente me repele. ¡Qué persona más falta de atractivo! ¿Es realmente una mujer? Me inclino a dudarlo..." . Durante los años 1838-39, siempre acompañado por George Sand, la pareja viaja frecuentemente, residiendo en Marsella y Génova..

Museo Chopin en Valldemosa (Mallorca)
En 1838 se instalan en Mallorca (España) buscando un clima más cálido que mejorara su enfermedad. Tras regresar a París, en 1843, rompen su relación y la salud de Chopin se deteriora con gran rapidez desde entonces. La soledad se une a la nostalgia por su país y su familia. Al año siguiente, algo repuesto, emprende una gira de conciertos por Inglaterra. Su economía no mejora y el húmedo clima de las islas hace que su salud empeore de nuevo.
El 17 de octubre de 1849 fallece en su vivienda del número 12 de la Plaza Vendôme. Apenas tres meses antes de cumplir los cuarenta años. Está enterrado en el cementerio parisiense de Père-Lachaise. Atendiendo al deseo del compositor, su corazón reposa en Varsovia, en la Iglesia de la Santa Cruz.


SU ESTILO
La cualidad más destacada de la técnica de Chopin es la naturalidad, ya alabada por sus propios contemporáneos. Esto es consecuencia de una concepción del piano que identifica este instrumento con el ideal de sensibilidad. La naturalidad chopiniana se basa en la ausencia de esfuerzo, de la que nacen la pureza y la facilidad.

Muchos rasgos de la vida de Chopin son símbolos del Romanticismo: su aire de misterio, su doloroso exilio, su inspiración atormentada, su refinamiento, incluso su temprana muerte por la tisis son temas románticos típicos. Otro aspecto romántico en Chopin es el hecho de que su sentimiento lírico termine por quebrantar siempre la realidad patente. «Rosas, claveles, plumas de escribir y un poco de lacre y en ese instante ya no estoy en mí, sino, como siempre, en un espacio totalmente distinto y asombroso aquellos espaces imaginaires» (Nohant, 1845).
Su preferencia por las formas breves, donde quizás se refleja mejor la sensibilidad del compositor polaco y en donde Chopin alcanza la cumbre de su estilo, en el que el dramatismo, la expresividad y el enraizamiento en lo popular son las notas características, como sus nocturnos “Nocturno nº 2” Opus 9 (Valentina Lisitsa), y baladas, dan fe de su estilo romántico. También el recoger géneros clásicos o históricos para tratarlos en forma no convencional como la sonata, el concierto y el preludio “Preludio Opus 28 nº 4” (Rubinstein).

Monumento a Chopin en Varsovia
Poseedor de una gran cultura literaria, sus formas son, sin embargo, abstractas y libres de referencias de esa índole, a diferencia de Robert Schumann o Liszt, por ejemplo (Kreisleriana o Años de Peregrinaje). El estilo de Chopin viene determinado, primeramente, por la música prerromántica para piano, tanto de compositores extranjeros (Weber, Hummel, el irlandés Field) como polacos (el príncipe Oginski, Franz Lessel, Maria Szymanowska); pero también bebe, y con provecho, de la tradición clásica, con Mozart y Beethoven al frente. Las melodías de la ópera italiana (Bellini, especialmente) se advierten también en su estilo. Pero la más poderosa influencia es, sin duda, la del folklore polaco, que da a su música un carácter marcadamente nacional y convierte al compositor en un avanzado del nacionalismo musical que dominaría la segunda mitad del siglo.

Último piano en el que compuso Chopin
Chopin alcanza su madurez a muy temprana edad. Pero a partir de ese momento resulta difícil advertir una evolución clara. No obstante, sí pueden determinarse tres etapas claramente definidas. La primera se extiende hasta 1830 y se caracteriza por el dominio de formas clásicas como el rondó, la sonata o el trío, que Chopin utiliza con originalidad imponiendo su personalidad pianística. La segunda ocupa toda la década siguiente y en ella el compositor opta por la formas libres, simples, de un solo movimiento, típicas de la expresión musical del Romanticismo. En estas obras el folklore se hace presente cada vez con más fuerza.

En la última etapa, sus años finales, el autor regresa a la sonata, estudios y demás formas clásicas, pero convertidas ya en estructuras adaptadas plenamente al Romanticismo. En este último periodo creativo o «estilo tardío», en el que el dramatismo y los efectos violentos ceden su paso a la gran concentración, la moderación del gesto y un lirismo más profundo. A él pertenecen el “Scherzo n.º 4”, la “Sonata n.º 4”, “la Balada n.º 4”, la “Barcarola”, la “Polonesa-fantasía”, (Martha Argelich) los “Nocturnos” Op. 55 (Claudio Arrau) y 62 - Nº 1 (Aldo Ciccolini) y la “Sonata para violonchelo y piano” (Yo-Yo Ma -violonchelo, Emanuel Ax-piano). Estas obras revelan la búsqueda de nuevos moldes formales, armónicos y sonoros. Lo que hubieran sido sus posteriores composiciones es sólo conjetura.

El fraseo y la “cantabilidad” son los elementos principales y característicos en la música de Chopin. Éste compositor trasciende la naturaleza percusiva del piano para conseguir un legato que más recuerda a la declamación de la voz humana que al propio instrumento de que se trata. Otro de los aspectos fundamentales que contribuyen a sentir la naturalidad mencionada, es el empleo de un rubato muy característico de este compositor: el rubato reservado para la melodía; una melodía entendida como foco de atención, que se desarrolla con independencia respecto al acompañamiento. A esto tenemos que unir su ejemplar empleo de la dinámica, siempre sin exageraciones ni grandes desequilibrios. En estos aspectos podemos vislumbrar la influencia de una formación considerablemente académica en su juventud, ejercida sobretodo por Zywny y Elsner.
La cualidad más destacada de la técnica de Chopin es la naturalidad, ya alabada por sus propios contemporáneos. Esto es consecuencia de una concepción del piano que identifica este instrumento con el ideal de sensibilidad. La naturalidad chopiniana se basa en la ausencia de esfuerzo, de la que nacen la pureza y la facilidad.


Para piano solo
• Polonesas: una veintena de piezas diferentes compuestas, de manera independiente o en ciclos de dos o tres piezas, entre 1817 y 1846, ocupando en la práctica toda su vida como compositor. “Gran Polonesa Brillante”- Andante spianato (Alfred Brendel)
• Mazurkas: 46 diferentes, normalmente publicadas en ciclos de cuatro (a veces sólo tres), y compuestas, como las Polonesas, durante toda su vida, a partir de 1825.
- “Mazurka en Si bemol menor” Opus 33 (Vladimir Horowitz)

• Valses: 18 diferentes, publicados aislados o en series de dos o tres
- “Vals Nº 2 en Do sostenido menor” (Arthur Rubinstein)
- “Gran Vals en mi bemol mayor”, opus 18 (Wilhelm Fischer)
• Sonatas: Tres sonatas:
- “Sonata en do menor, opus 14” (1828), 4to Mov - Finale Presto (Vladimir Ashkenazy)
- “Sonata en si bemol menor”, opus 35 (de 1839, incluyendo una marcha fúnebre compuesta anteriormente), 3er Mov - Marcha Fúnebre (Vladimir Ashkenazy)
- “Sonata en si menor”, opus 58 (publicada en 1845), Allegro Maestoso (Martha Argerich)

• Estudios: dos series de doce piezas cada una (opus 10, compuestos en 1832; opus 25, publicados en 1837), más los denominados 3 nuevos Estudios de perfección publicados en 1840.
“Estudio nº 1 opus 3” (Freddy Kempf)
“Estudio nº 3 opus 10” (Valentina Lisitsa)
“Estudio Nº 8 Opus 10” (Grigory Sokolov)
“Estudio Nº 12 Opus 25” (Georges Cziffra)
•Scherzos: cuatro, publicados en los años 1835, 38, 40 y 43.
- “Scherzo Nº 1” (Yundi Li)
- “Scherzo Nº 2” (Arthur Rubinstein)
- “Scherzo Nº 3” (Ivo Pogorelich)
•Baladas: cuatro, publicadas en los años 1836, 40, 42 y 43.
- “Balada Nº 1, opus 23” (Martha Argerich)


• Preludios; los veinticuatro del opus 28 (publicado en 1839) (Grigory Sokolov); más el “Preludio opus 45 en do sostenido menor” (Alfred Cortot), compuesto hacia 1834 y publicado en 1941.

•Nocturnos: 19 piezas diferentes, agrupadas en series de dos o tres distintas.
- “Nocturno opus 72” se acompaña por una Marcha fúnebre (Sviatoslav Richter) y tres obras denominadas Escocesas (Ashkenazy)
• Impromptus:
- “Impromtu en la bemol mayor” opus 29
- “Impromtu en fa sostenido mayor” opus 36
- “Impromtu en sol bemol mayor” opus 51 (Dubravka Tomsic).
• Fantasías:
- “Fantasía en fa menor” opus 49 (Valentina Lisitsa)
- “Fantasía-impromptu en do sostenido menor”, opus 46 (Valentina Igoshina).
• Rondós: cinco distintos, compuestos entre 1825 y 1828. “Rondó nº 1 en Do menor” (Vladimir Ashkenazy)
• Variaciones: el “Allegro de concierto opus 46” (Vladimir Ashkenazy), la “Contradanza en sol bemol mayor” (Idil Biret) el “Bolero en do mayor” (Idil Biret), el “Cantabile”-Andantine (Marian Mika) de 1834, la “Hoja de álbum” de 1843, el “Largo en re mayor”, la “Tarantela opus 43”, la célebre “Canción de cuna en re bemol mayor” (Vladimir Ashkenazy) y la “Barcarola en fa mayor”.

Para piano y orquesta
• “La ci darem la mano”, en si bemol mayor, opus 2 (publicada en 1830)
• “Gran Concierto para Piano con Orquesta”, en mi menor, opus 11 (1830), conocido normalmente como el Concierto Nº 1, 1/3, 2/3, 3/3 (Rubinstein).
“Gran Fantasía” sobre canciones polacas, en la mayor, opus 13 (anterior a 1831), 1/2, 2/2 (Claudio Arrau).
“Krakowiak” Gran Rondó de Concierto, en fa mayor, opus 14 (publicado en 1834), 1/2, 2/2 (Krzysztof Moskalewicz - piano, Sławek A. Wróblewski, dir. Bednarska Symphony Orchestra).
• “Segundo Concierto para Piano con Orquesta”, en fa menor, opus 21 (1829) (Arthur Rubinstein, piano & London Symphony Orchestra , dir. André Previn).
“Gran Polonesa Brillante” precedida de un Andante Spianato para piano con orquesta, opus 22 (compuesta entre 1831 y 1832) (Horowitz). Tras este nombre se encuentra una de las obras más celebres del autor polaco.

Para varios instrumentos
• “Introducción y Polonesa brillante”, para piano y violonchelo (Mstislav Rostropovich, cello & Martha Argerich, piano)
“Primer Trío”, para piano, violín y violonchelo. Largo (Emanuel Ax, Pamela Frank & Yo-Yo Ma).
“Gran Dúo Concertante”, para piano y violonchelo (sobre temas de "Roberto el Diablo") 1/2, 2/2 (Maria Kliegel - Cello, Bernd Glemser – Piano)

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