Entre 1900 y 1903 residió en Bélgica gracias a una beca que le permitió estudiar en el Real Conservatorio de Bruselas, de donde volvió con menciones especiales. Regresó a Montevideo sólo unos meses y a Bélgica entre 1904 y 1907, esta vez a estudiar composición. Allí empezó a componer, sin dar a conocer aún sus obras. En 1900 fundó, junto a otros músicos uruguayos, la Asociación Uruguaya de Música de Cámara, en la que dio conciertos hasta 1913. En ese año, Fabini regresó a su tierra natal donde se radicó durante un tiempo. Se inició en la composición, realizando sus “Tristes” para orquesta, Triste nº 1(transcrita para piano en 1927), dos “Intermedios”, un “Estudio arpegiano” para piano; al tiempo que como ejecutante obtuvo el Primer Premio de Violín con Distinción, otorgado por el Conservatorio de Bruselas. Fue Fabini el primer sudamericano que en aquel ambiente hizo oír expresiones de la música nativa. El momento más importante fue el estreno en 1922 del poema sinfónico “Campo” (Orchestral Works Música uruguaya). Al año siguiente el director de la orquesta sinfónica de Viena, Richard Strauss dirigió esta obra en un concierto en el Teatro Colón de Buenos Aires.
'Mburucuyá' es una leyenda que cuenta la historia de una hermosa doncella española que había llegado a las tierras de los Guaraníes (norte de Argentina), acompañada de su padre, un capitán del ejército de la corona. Un aborígen a quien ella amaba en secreto le había puesto ese nombre.
Su padre no aprobaba ese amor y la confinó en su cuarto hasta que se desposara con un capitán. Todas las noches el joven indio se acercaba a la casa y aunque no podía verla tocaba una melancólica melodía con su flauta y así ella sabía que él estaba alli. Una noche dejó de escucharla, y otra, y otra...hasta que se apareció una anciana india que era la madre de su enamorado y le contó que su hijo había sido asesinado por el capitán. La dulce niña se escapó con la anciana hasta donde reposaba el cuerpo de su amado, tomó una flecha y se la clavó en el pecho cayendo junto a él.
La anciana observó sorprendida como las plumas adheridas a la flecha comenzaban a transformarse en una extraña flor que brotaba del corazón de Mburukujá. No pasó mucho tiempo antes de que los indios que recorrían la zona comenzaran a hablar de una extraña planta cuyas flores se cierran por la noche y se abren con los primeros rayos del sol, como si el nuevo día le diera vida. La flor se conoce también por "pasionaria" nombre que le dieron los jesuítas al identificarla.
Su padre no aprobaba ese amor y la confinó en su cuarto hasta que se desposara con un capitán. Todas las noches el joven indio se acercaba a la casa y aunque no podía verla tocaba una melancólica melodía con su flauta y así ella sabía que él estaba alli. Una noche dejó de escucharla, y otra, y otra...hasta que se apareció una anciana india que era la madre de su enamorado y le contó que su hijo había sido asesinado por el capitán. La dulce niña se escapó con la anciana hasta donde reposaba el cuerpo de su amado, tomó una flecha y se la clavó en el pecho cayendo junto a él.
La anciana observó sorprendida como las plumas adheridas a la flecha comenzaban a transformarse en una extraña flor que brotaba del corazón de Mburukujá. No pasó mucho tiempo antes de que los indios que recorrían la zona comenzaran a hablar de una extraña planta cuyas flores se cierran por la noche y se abren con los primeros rayos del sol, como si el nuevo día le diera vida. La flor se conoce también por "pasionaria" nombre que le dieron los jesuítas al identificarla.
Es Solís de Maraojo. NO ES MATAOJO DE SOLIS
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