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El 21 de marzo de 1839 (9 de marzo, según el calendario juliano), en la aldea rusa de Karevo (Pskov, al norte de Rusia), nació el compositor ruso, integrante del grupo de Los Cinco, el más personal y vigoroso de ellos, Modest Mussorgski.
Mussorgski en 1856
Vivió sus primeros diez años en una región campesina donde, ya mayor, volvía con frecuencia y permanecía largas temporadas, saturándose la sensibilidad y el humor de la gente de su pueblo, para evocarlas después en la música que componía. De salud quebrantada y una vida de estrechez, a su carácter nervioso se unía una extrema sensibilidad que le permitía captar una visión exacta y consciente del pueblo. A partir de los veinte años su espíritu le cantó a los inocentes, a los pobres y a los desamparados. A diferencia de algunas composiciones de escasa trascendencia que escribió en su juventud, en su etapa de máxima creatividad se dedicó plenamente a concebir a través de su arte una imagen fiel de la vida, con predominio de la verdad sobre la belleza.
A los 27 años de edad, la hermana de Borodín describió a Mussorsky como «un brillante oficial en el regimiento de Preobrazhensky», actividad que alternaba con la música, y aunque eran frecuentes las acometidas del padecimiento nervioso que lo aquejó casi toda su existencia, el amor por la música lo impulsaba a sobreponerse con renovado entusiasmo. Modest Mussorsky, si bien no alcanzó todo su potencial, poseía un prometedor talento musical, que le convirtió en uno de los más prominentes compositores rusos. Su originalidad, energía e ímpetu no lo hicieron invulnerable a los vicios, dejando inacabados algunos encargos y cayendo en una profunda depresión tras el fallecimiento de su madre.
El pintor ruso Ilyá Repin realizó un retrato de Mussorsky pocos días antes del deceso de éste, que lo muestra avejentado y deshecho por el alcohol, con los cabellos en desorden y en bata, aunque con una mirada sumamente expresiva y dulce. Murió el 28 de marzo de 1881, pocos días después de cumplir los 42 años.
El nacionalismo ruso
Desde épocas pretéritas Rusia ha sido poseedora de una cultura popular musical abundante. Y aunque en aquellas latitudes desde dos siglos atrás tuvieron auge composiciones provenientes de Francia e Italia, como la ópera de esta última, fue hasta el siglo XIX cuando Rusia inició su propia cultura musical.
Mussorgski en 1876
Singular por su historia y por su carácter, es lo que se denomina «la escuela rusa». Según algunos especialistas, sin un antecedente que previese su evolución, el arte musical ruso surgió en pleno siglo XIX y fructificó en un lapso de cinco décadas en que se constituyó como un todo independiente, homogéneo y extenso. El rápido crecimiento de esta corriente musical provoca asombro por las cualidades excelentes de sus obras. Esta música representa una expresión identificada como nacionalista por sus autores, que generaron sus obras a partir de temas originados en los cantos, leyendas y tradiciones dimanados del pueblo. Fue un estilo que cultivaron algunos precursores, que desde los primeros escarceos de la música pautada recurrieron al folclore popular y que plasmaron en las partituras de ópera o en obras instrumentales, al tiempo que en los escenarios líricos empezaban a presentarse cuadros de la vida campesina. Escena “El Idiota” de la ópera “Borís Godunov” (NYC Metropolitan Opera & Stephen Wadsworth)
Entre sus notables exponentes están Mili Balákirev, César Cuí, el propio Mussorgski, Nikolai Rimsky-Korsakov y Aleksander Borodín , quienes cultivaron con determinación el espíritu ruso. Se autodenominaron «el Poderoso Puñado» aunque ahora ese nombre se traduce como «el Grupo de los Cinco», con la particularidad de que eran compositores por afición, ya que convencidos de que no era posible mantenerse económicamente de la composición musical, desarrollaban actividades ajenas al arte pautado.
Grupo de los Cinco
Borodín era profesor de química en la Escuela de Medicina. César Cuí enseñaba fortificación en la Escuela de Ingenieros y Artilleros y fue autor de varios opúsculos sobre esa materia; Mussorsky se desempeñó como un empleado sin relevancia y, en consecuencia, su vida estuvo llena de estrecheces económicas, casi en la miseria, lo que tal vez incidió en su limitada formación musical. Algunos criticaron a Glinka, Balákirev o a Nikolái Rimski-Kórsakov, por enriquecer su lenguaje artístico con los cantos populares, y hubo quienes contraponían la música llegada de Occidente a la música autóctona de compositores locales cuando Rusia empezó a producir música. Hasta la fecha, en toda la obra musical rusa de primer orden son evidentes los caracteres del nacionalismo.
Ahora bien, los cultivadores de la corriente nacionalista evolucionaron hacia un arte musical libre de convencionalismos que denominaron en aquel entonces «movimiento moderno», en el que la melodía, la tonalidad y el ritmo eran libres, precisamente como en los cantos del pueblo, y Mussorsky sobresale del grupo por sus audacias musicales intuitivas nunca antes concebidas, o por lo menos expresadas, muy personales de la sensibilidad creadora de este autor, al tomar los elementos populares y aprovecharlos mediante una profunda elaboración; no los transformó ni los adaptó simplemente, sino que les supo extraer la esencia que le habría de servir para manifestar su temperamento y sensibilidad en la mayoría de su obra.
La singularidad de sus composiciones consiste en que no se trata sólo de la expansión de sonoridades, sino que por lo regular se remite a especificar alguna cosa, sean los ritmos del lenguaje hablado o los movimientos de éste. Y así, Mussorsky es único en su arte, por cierto muy poco difundido en Occidente, indiscutible ejemplo de su raza, de su grupo y de su tiempo.
Obras
La música vocal de Mussorsky evita generalmente las líneas melódicas y el fraseo simétrico y tiende a ajustarse lo más estrechamente posible a los acentos del habla normal. Rasgo destacado de las melodías de Mussorsky es su carácter modal. Ajeno al uso convencional de la armonía, crea nuevas armonías. El realismo, que constituye un rasgo tan destacado de la literatura rusa del siglo XIX, está ejemplificado en Mussorsky no sólo en el hecho de imitar la palabra hablada, sino en la descripción musical. Como otros compositores rusos, Mussorsky construye sus efectos mediante la repetición y acumulación y no por medio de un desarrollo temático.
Su legado musical consta de una treintena de canciones, entre las que sobresalen “La habitación de niños” (conformada por siete obras que se consideran lo mejor de Mussorsky, las cuales desde su estreno le aportaron popularidad a su autor); “Cantos y danzas de la muerte”; “La canción de la pulga” (Yevgeny Nesterenko) con letra del gran dramaturgo alemán Johann Wolfgang von Goethe; ocho composiciones corales; el drama musical “Jovánshchina” - Intermezzo (Leopold Stokowski & Philadelphia Symphony);
“El matrimonio” (primer acto), comedia musical; “La feria de Soróchinsk”- Introducción: "Un sofocante día en la pequeña Rusia" (Yevgeni Svetlanov & The USSR State Academic Symphony Orchestra); las composiciones orquestales “Scherzo en si bemol”, (Yevgeni Svetlanov & The USSR State Academic Symphony Orchestra); “Intermezzo” (Yevgeni Svetlanov & The USSR State Academic Symphony Orchestra) y “Marcha a la turca”.
Sus dos obras más conocidas en el mundo occidental son la ópera Borís Godunov (basada en episodios de la historia rusa) y su composición para piano Cuadros de una exposición, que posteriormente el compositor francés Maurice Ravel adaptó para orquesta, lo que hizo que tuviera mayor difusión fuera de su país:
•“Borís Godunov” (Eugeny Nikiting & Semyom Semishkur) es una ópera en cuatro actos que se basa en el drama homónimo de Aleksandr Sergéyevich Pushkin. Fue estrenada el 27 de enero de 1874, en Teatro Mariinski de San Petersburgo. La ópera narra algunos pasajes de la historia del zar Borís Godunov y la lucha entre el pueblo ruso y el polaco. Mussorsky utiliza en “Borís Godunov” dos tipos de tratamiento de la melodía vocal. Por un lado el elemento melódico puramente lírico. Y por el otro, una declamación naturalista modelada sobre el lenguaje hablado, algo que el compositor denominaba “ópera dialogada”, donde se prioriza la compresibilidad del texto.
En este aspecto, su estilo es precursor de la renovación del drama musical que se produce en el siglo XX. También abundan melodías y tonadas del folclore auténticamente ruso, como expresión de su nacionalismo musical.
A lo largo de la ópera, es posible identificar distintos motivos reminiscentes, que identifican personajes, situaciones o sentimientos diversos, y que aparecen en diferentes momentos de la obra.
• “Cuadros de una exposición” (The National Philharmonic of Russia & dir. Ion Marin)
Los círculos intelectuales rusos recibieron un gran impacto en 1873, cuando el pintor y arquitecto Victor Hartmann murió repentinamente a la edad de 39 años.
El Viejo Castillo
Hartmann formaba parte del grupo cuyo mentor era el compositor Mily Balakireff y que estaba integrado entre otros, por el escritor Vladimir Stassov y Mussorgsky, que contaba por entonces 35 años. Poco después de la muerte del artista, organizó Stassov una muestra de sus acuarelas y bocetos y esa fue la exposición, esos los cuadros, que estimularon en Mussorgsky la composición de una suite para piano con el título de Cuadros de una exposición, cuya transcripción orquestal, debida a Maurice Ravel, se ha constituido en pièce de resistence del repertorio sinfónico.
La Gran Puerta de Kiev
La amistad de Mussorgsky con el arquitecto-pintor había sido cálida y auténtica, por lo que la muestra lo dejó profundamente emocionado. Inmediatamente se consagró a la tarea de transcribir sus impresiones en el piano. Trabajando a velocidad frenética logró una imperecedera obra maestra. Para establecer un nexo entre sus impresiones pianísticas, echó mano de un leit-motiv al que denominó Promenade (Paseo) que lo muestra recorriendo la galería mientras examina cuidadosamente cuadro tras cuadro. Los Paseos, con ligeras variaciones entre si en su carácter temático, dan un clima emocional adecuado a cada grupo de telas. En Catacumbas y La Gran Puerta de Kiev el tema del paseo está hábilmente entretejido en la trama musical.
Catacumbas
Si bien la partitura, dedicada a Stassov, data de 1874, la obra no fue publicada hasta 1886, cinco años después de que una última indiscreción con una botella de coñac en su cama de hospitalizado puso fin a la vida de Mussorgsky. Como dijera hace algún tiempo un crítico inglés, "Cuadros de una exposición prácticamente clama por una orquestación, porque, implícitos en el original, se hallan efectos colorísticos y dramáticos que trascienden las posibilidades del piano".
Durante los últimos veinte años, una sola versión orquestal se ha impuesto sobre las mencionadas, por su genial inspiración. Se trata de la transcripción que hiciera Maurice Ravel a pedido de Sergei Kussevitsky y que éste hizo escuchar por primera vez en París, en mayo de 1923.