El 25 de julio de 1965 se celebró la edición del Festival de Folk en Newport, durante la cual Bob Dylan fue abucheado por aparecer en el escenario con una banda y una guitarra eléctrica, un instrumento que estaba considerado un símbolo capitalista entre los puristas del folk. Fue un momento crucial en la carrera de Dylan y por consiguiente, en la historia de la música popular americana.
Joan Baez y Dylan en Newport 63 |
El domingo 25 de julio de 1965, Bob Dylan ofreció su primera actuación pública amplificada desde que dejó la high school. La actuación duró sólo 16 minutos y Bob la realizó en compañía de otros cinco músicos que habían ensayado los temas con él 24 horas antes. Desde el aspecto musical no fue una interpretación memorable. Sin embargo es una de las actuaciones más citadas de la historia de la música popular y sobre las que más se han escrito. Una actuación en el bastión de la autenticidad folk que no resultó del todo bien.
No está claro si Dylan llegó a Newport con la intención de tocar acompañado de una banda; si fue así, no se lo comentó a ninguno de sus colaboradores. Cualquiera que fuera la razón, la primera actuación de Dylan en Newport 65 fue el sábado por la tarde, en solitario y con la guitarra acústica, interpretando 'All I really want to do' en un 'taller de cantautores'. Comenzaron a surgir señales de que la presencia de Bob en el festival estaba causando aglomeraciones, y el acceso a su actuación tuvo que ser restringido, ante la enorme cantidad de gente que quería verle en directo, adquiriendo el cantautor un protagonismo que no casaba con el 'espíritu colectivo' del evento.
La actuación más significativa de la tarde, sin embargo, fue la de Paul Butterfield Blues Band en el 'taller de blues'. Su presencia en el festival también suscitó controversia, ya que el musicólogo Alan Lomax, uno de los miembros del comité organizador no se sentía cómodo con la amplificada música de la banda, de sus modales y su condición de blancos.
Bloomfield, Jerome Arnold y Paul Butterfield |
Cómo afectaron estos hechos a Dylan tampoco está claro. Es probable que Grossman le alentara a usar la banda, adelantando los planes 'eléctricos' que Dylan ya barruntaba, o que Bob ya lo tuviera en mente, o fue una decisión de última hora para fastidiar más aún a gente como Lomax. El caso es que Dylan ya había trabajado con músicos de la formación que pretendía reunir esa tarde. Michael Bloomfield, guitarrista de la Butterfield Blues Band, participó en las sesiones de 'Highway 61 Revisited' y fue una elección clara; Al Kooper, también miembro de la banda tocaría el órgano y Barry Goldberg (un amigo de Bloomfield reclutado allí mismo en una fiesta) al piano. Para la sección rítmica echaron mano del baterista y bajista de la Butterfield, Sam Lay y Jerome Arnold respectivamente. Los seis músicos se encerraron en una mansión de Newport y ensayaron toda la madrugada, hasta que Dylan quedó satisfecho con los tres temas montados.
Paul Butterfiel Blues Band en Newport 65 |
Con el tercero, 'Phantom engineer' (que luego acabaría siendo 'It takes a lot to laugh, it takes a lot to cry'), un blues como los que estaban acostumbrados a tocar en la Butterfield Band todas las noches, la banda se encuentra más suelta, pero incluso para el más ardiente fan del nuevo estilo, la actuación en sí fue de todo menos subyugadora. Con las notas finales del último tema aún sonando Bob espetó "Let's go man, that's it!" y los músicos abandonaron el escenario tras menos de 16 minutos de actuación.
La completa extensión de la reacción del público es difícil de evaluar. No existen grabaciones hechas desde la zona de audiencia y la grabación existente tomada directamente de la mesa de mezclas tampoco capta con nitidez la reacción del público. Sin embargo Dylan, en una entrevista del año siguiente comentó: "Ya lo creo que abuchearon". Según varias personas presentes aquel día, los abucheos fueron creciendo a medida que avanzaba la actuación, llegando a un punto máximo poco antes de acabar.
Además del hecho de que Dylan apareciese con una banda eléctrica se han esbozado otras razones del abucheo. La más común, fue iniciada por Pete Seeger, también presente en el acto. Según su teoría, el sonido de la mezcla era tan malo, que la audiencia no podía oir la voz de Dylan, perdida en el volumen del resto de instrumentos. Otras teorías, como la de Al Kooper, mantienen que los abucheos eran debidos a lo corto del show, pero de Kooper tampoco nos podemos fiar. Fue él el que propagó el falso mito de que 'Like a rolling stone' se grabó en una sola toma. También se sugirió que la parte trasera de la audiencia se unió a los abucheos, que comenzaron en las primeras filas, para demostrar que estaban 'en la onda'. Aunque todas estas teorías alberguen algo de verdad, ninguna de ellas puede explicar totalmente la naturaleza de la reacción de la masa ante la actuación de Dylan, ni siquiera las de varios miembros de la organización del festival como Pete Seeger, quien contrariamente a otro mito popular, no intentó cortar esa noche los cables de electricidad con un hacha.
Antes de que todo esto ocurriera, hubo otros hechos que tuvieron un gran impacto en Dylan y quizás le hicieron reconsiderar su relación con el movimiento folk. El primero de ellos fue la emergencia de los Beatles en la América de 1964. No hay duda de que al principio de su carrera, Dylan estuvo alucinado con el grupo británico. Según Eric Burdon, la primera vez que Dylan escuchó 'I want to hold your hand', paró el coche para escucharla bien, seguidamente salió del vehículo y corrió alrededor de él unas cinco veces mientras gritaba: "Es muy buena, brillante, muy buena". Se ve que esta experiencia hizo que Dylan viera posibilidades de trascender más a través del pop que en el cerrado mundo folk en el que se había movido hasta entonces.
El segundo acontecimiento que afectó profundamente a Dylan fue el asesinato de John F. Kennedy que hizo que Bob se diera cuenta de dos hechos: primero, él era sólo un cantautor folk, una posición desde la cual no se puede cambiar el mundo; en segundo lugar, aunque siguiera escribiendo canciones de palpitante actualidad, siempre quedarían atrás en el tiempo. Dylan contó a su biógrafo Anthony Scaduto que el día tras el asesinato de Kennedy, tocó en un show en Nueva York y comenzó como era usual con 'The times they are a-changin'. Bob admitió. "Aquella canción era demasiado para cantarla el día después...Tampoco supe nunca porqué la escribí". Antes de que fuera editada en single, la canción ya resultaba redundante.
Dylan recibe el premio Tom Paine |
Pete Seeger y Dylan en Newport 64 |
El cambio que se produjo en Bob, en el Festival de Newport de 1963, cuando Dylan, prácticamente un recién llegado a la escena del folk fue invitado a cantar con Pete Seeger y Joan Baez y todos juntos, cogidos del brazo entonaron 'We shall overcome' y su 'Blowin in the wind', fue ciertamente teatral e histriónico. Ya entonces algunos comenzaron a ser críticos con su manera de coquetear con el estrellato.
Irwin Silber, de Sing Out!, escribió en 1964 una carta abierta manifestando: "Ví cómo en Newport perdías en cierta medida el contacto con la gente...parte de la parafernalia de la fama se empieza a interponer en el camino". Otros desdeñaban sus nuevas canciones; Paul Wolfe escribía en Broadside que la actuación fue "la renuncia a la canción protesta por el mayor de sus profetas" y que las canciones eran "confusas e inocuas". Dylan no respondió oficialmente a las críticas pero redactó una cáustica y mordaz contestación llamada 'Consejo para Geraldine en su cumpleaños misceláneo' que se publicó en el programa de su concierto de Halloween y que comenzaba así: "no intentes crear nada, será malinterpretado, no cambiará nada y te perseguirá el resto de tu vida."
Por lo tanto, los célebres acontecimientos en Newport aquel julio de 1965 no fueron más que la culminación del proceso y la implosíon final de la relación contradictoria entre la visión del mundo de Dylan y la del movimiento folk. Su decisión de actuar con una banda y una guitarra eléctrica quizás no fuera premeditada, pero fue tomada con el claro conocimeinto de que iba a enfadar a unos cuantos. Que Bob esperase tal reacción negativa del público es otra historia. Algunos testigos aseguran que Bob estaba paralizado del asombro y que había lágrimas en sus ojos. También parece estar claro que Dylan no tuvo intención de tocar más que esos tres temas que había ensayado con la banda y la confusión que reinó tras su actuación se capta a la perfección en la grabación. Peter Yarrow toma el micrófono y trata de calmar a la gente, diciéndoles que Bob había ido a por una guitarra acústica, al mismo tiempo que instaba a Dylan a volver al escenario.
De repente se paró y preguntó por el micrófono: "¿Alguien tiene una armónica en Mi?". A continuación cayeron al escenario media docena de armónicas. Bob tomó una del suelo, comprobó su afinación y dio las gracias al público antes de comenzar 'Mr tambourine man', con lo que se producía una ironía con doble sentido. No sólo era la canción que había iniciado las controversias doce meses antes, también era la canción que pocos días antes había estado en el nº1 de las listas pop de ventas en una versión eléctrica de los Byrds. Naturalmente éstas ironías pasaron por encima de la audiencia, feliz por haber recuperado a 'su' Dylan, y por haberle mostrado lo errado de sus nuevos caminos.
La relación entre Dylan y el movimiento folk siempre había sido tensa y a comienzos de 1965 el cantante sentía que las expectativas de los seguidores folk le resultaban tremendamente restrictivas y agobiantes (algo que resulta evidente en el documental 'Don't look back', 1967, de D.A. Pennebaker). Su actuación en Newport 65 fue por tanto un intento deliberado de liberarse de las restricciones, un acto de auto-afirmación artística. Por supuesto, tuvo consecuencias en el propio festival que iban más allá. Unos instantes después de que Dylan abandonara definitivamente el escenario de Newport, el resto de la noche se hizo evidente el cisma que se había abierto entre lo viejo y tradicional y lo nuevo. Uno de los organizadores, Joe Boyd lo comprendió enseguida: "El resto del cartel, toda esa serie de aburridos, folklóricos y viejos izquierdistas fueron actuando uno tras otro hasta el acto final de Peter Paul & Mary. Estaban todos, Ronnie Gilbert, Oscar Brand, Josh White, Theodore Bikel... parecía un desfile de todos los que estaban destinados a desaparecer, barridos por la nueva corriente"