El 20 de agosto de 1979 se publicó en Estados Unidos 'Slow Train Coming', el décimonoveno álbum de Bob Dylan y su primer trabajo tras su sorpresiva conversión al Cristianismo. Todas las canciones contenidas en él expresan su fe personal y lo que el cantautor percibió como positivo en la doctrina y filosofía cristianas. Fue el primero de los tres álbumes que se citan en la así llamada 'etapa cristiana' de Dylan, completada con 'Saved' (1980) y 'Shot of Love' (1981).
En el invierno 1978/79 Dylan ha terminado su hasta entonces más larga gira mundial y termina exhausto tras cosechar las peores críticas de su carrera. Las malas lenguas aseguran que el titánico esfuerzo se debe a las altas demandas económicas que los abogados de Sara plantean en su demanda de divorcio. La condición física de Bob en los últimos conciertos no es la mejor y en algunos de ellos sube con fiebre al escenario. En San Diego sucede un hecho, en principio insignificante, que dará lugar a importantes cambios en su carrera y vida personal. Dylan lo contó así en una entrevista de 1979: "Hacia el final del show creo que más de uno podía notar que no me encontraba muy bien y alguien del público lanzó un pequeño crucifijo de plata al escenario. Generalmente no suelo recoger las cosas que lanzan al escenario, pero en aquella ocasión miré aquella cruz y me dije: 'Tengo que tenerla'. Así que me agaché, la metí en mi bolsillo y viajó conmigo hasta la siguiente ciudad en Arizona. Allí me sentía incluso peor que en San Diego y me dije: 'Necesito algo especial esta noche'. No sabía qué podía ser. Ya lo habia probado todo. 'Necesito algo esta noche que no he probado aún'. Entonces metí la mano en el bolsillo y alli estaba el crucifijo."
Aquel momento en su habitación del hotel de Tucson fue para Dylan una revelación y estaba convencido de haber experimentado una presencia divina. "Jesús se me apareció como el Rey de Reyes. Había una Presencia en la habitación que no podía ser otro que Jesús. Puso su mano sobre mí -fue una sensación física, la sentí sobre mí- y todo mi cuerpo tembló."
Una amiga de Bob con la que mantenía una relación, la actriz afroamericana Mary Alice Artes, recomendó al cantautor, entre otras actividades para su recuperación física y espiritual, conocer y charlar con dos de sus asesores, los pastores Larry Myers y Paul Esmond. Las charlas resultan positivas y Dylan asiste durante tres meses a un curso impartido en un monasterio por la Vineyard Fellowship, una comunidad fundada en 1974 como escisión de la iglesia luterana que hace especial énfasis en las enseñanzas del Viejo Testamento. Al final de ese invierno, Dylan es bautizado y la expresión artística y musical de esta conversión del Judaismo al Cristianismo se plasman en las canciones de su siguiente álbum, 'Slow Train Coming'.
Carolyn Dennis |
Entre los días 30 de abril y 4 de mayo de 1979 se graban las bases de las canciones en el Muscle Shoals Sound Studio de Sheffield (Alabama) y en la semana siguiente se añaden los recordings de los músicos de sesión bajo la dirección del productor Jerry Wexler y el guitarrista Mark Knopfler. A continuación Dylan se retiró hasta el verano a su finca en Minnesota donde recibió la visita de Sara y sus hijos.
El primer tema surgido de las sesiones de 'Long Train Running' fue 'Trouble in mind', un blues en el que Dylan habla de las múltiples tentaciones del Mal en el mundo, que se editó como cara B del single 'Preciuos angel' y no apareció en el álbum. El equipo de producción y los músicos presentes en la grabación no esconden su asombro cuando oyen las nuevas canciones. De su separación y divorcio de Sara, un tema recurrente en sus tres álbumes anteriores, no aparece ni una sola línea. Tampoco hay canciones de amor, baladas o críticas sociales. Dylan ofrece únicamente temas sobre su conversión y refundación espiritual, cuyo textos y mensajes pretenden difundir y afianzar la doctrina cristiana. Un claro ejemplo son los tres temas que se grabaron a continuación:
En 'Precious angel' interpretado con un discreto tono country, Dylan nos confiesa: 'He estado ciego durante todos estos años transitando un camino de locos. Ahora he encontrado el camino correcto: el que lleva hacia el Señor'. Knopfler realiza aquí un destacado trabajo con su guitarra.
'When you gonna wake up' insta a todos a despertar y a terminar con la deriva del mundo. ¿Cuándo despertaréis y reconoceréis los verdaderos valores que sólo se encuentran en Dios?...
'Gonna change my way of thinking' es su casi obligatorio blues de doce compases basado en un riff que funcionaría igual de bien en un tema hard rock. También aquí Dylan sorprende con unos textos moralizantes basados en los Evangelios de San Lucas y San Mateo con citas tan lapidarias como 'Quien no está conmigo está contra mi'.
Dylan y Mark Knopfler |
El tema que dio título al álbum, 'Slow train' es una magnífica pieza rock que sin embargo, contiene uno de los textos menos digeribles de Dylan. En una sucesión de visiones apocalípticas y casi pueriles advertencias de: 'Ya veréis lo que va a pasar y lo que está por venir', culmina en la tercera estrofa describiendo un terrible escenario en el que jeques e inversores extranjeros determinan el futuro moral y económico de Estados Unidos. Esto, naturalmente hizo las delicias de la extrema derecha norteamericana que celebraba jocosa que el otrora portavoz de la contracultura y la izquierda americana transmitiese semejantes ideas. Dylan no tardó en suprimir la tercera estrofa en sus shows en directo...
Dylan en la ceremonia de los Grammy |
En los dos temas siguientes vuelve el tono moralizante: 'Do right to me baby (Do unto others)' esconde el mensaje bíblico: 'No desees a los demás lo que no desees para tí'. Con un ligero ritmo de reggae, Bob, en vez de lanzar el mensaje del amor fraternal cristiano proclamado en el sermón de la colina, prefiere basarse en el viejo Dios del Pentateuco, el que convierte a los humanos en dependientes de su doctrina y capaz de mostrar ira y deseos de venganza.
'When He returns' fue la elegida para cerrar el álbum y el mensaje es esperanzador: Dylan ha encontrado su verdad a través de Dios y anuncia que todo se arreglará cuando vuelva el Mesías.
La última canción en grabarse fue 'Man gave names to all the animals', otro tema con ritmo reggae. Una canción que podría calificarse como infantil en la que Dylan narra la Creación en el Edén. Todo es obra de Dios. Al hombre sólo le queda la tarea de nombrar a los animales que desfilan uno a uno ante él. Como era de esperar, el último turno es el de la serpiente. En plena mitad de la estrofa dedicada a ella la música se corta abruptamente, un recurso apropiado para dar fin a un tema que fue muy popular en Francia.
La vehemencia y el afán adoctrinante de Dylan sorprendió a la gran mayoría. Por supuesto el cantante argumentaría que en sus primeras canciones protesta de los años sesenta existía el mismo ahínco por expresar sus opiniones, pero podemos argüir que entonces evitaba alinearse o identificarse con movimientos sociales o colectivos. 'Slow Train Coming', no sólo convierte el propio despertar religioso de Dylan en protagonista del álbum. El mismo Dylan se erige en él como misionero y predicador. Desde su púlpito se permite polarizar entre el Bien y el Mal y se muestra impermeable e intransigente ante otras corrientes de pensamiento. Todo esto puede parecer consecuente y con sentido desde su propio punto de vista pero dejaba poco lugar para matices y clarooscuros, algo que incomodó a muchos de sus seguidores que no compartían su repentino e irreductible fervor cristiano y la inusitada simpleza de sus textos y mensajes.
Dylan y Wexler durante las sesiones |
Bob Dylan – guitarra, voz
Mark Knopfler – guitarra solista
Tim Drummond – bajo
Barry Beckett – teclados, saxo, percusión
Mickey Buckins – saxo, percusión
Pick Withers – batería
Carolyn Dennis – voces
Regina Havis – voces
Helena Springs – voces
Producción - Jerry Wexler y Barry Beckett
Ingenieros: Gregg Hamm, David Yates y Bobby Hatta