05 julio 2011

Gordon Jacob


El 5 de julio de 1895 nació en Londres el compositor inglés Gordon Jacob, conocido por sus obras para instrumentos de viento y sus escritos instructivos. Después de una enseñanza primaria en el Dulwich College, Jacob ingresó en el Royal College of Music de Londres, donde sus maestros fueron Sir Charles Villiers Stanford, Sir Hubert Parry y Herbert Howells. Por un tiempo enseñó en Birkbeck y Morley, también en Londres, antes de retornar al Royal College en 1926. Ahí permanecería hasta su retiro en 1966. Entre sus alumnos estuvieron Malcolm Arnold, Imogen Holst, Elizabeth Maconchy y Bernard Stevens.

Gordon Jacob es recordado por sus logros en distintos ámbitos. Sus libros “Orchestral Technique” (1931), “The Composer and his Art” (1955) y “The Elements of Orchestration” (1962) aún se emplean como material de estudio.
Arregló numerosas obras de otros compositores, produciendo versiones orquestales de “English Folk Song Suite” de Vaughan Williams, “First Suite, Second Suite y Moorside Suite” de Holst, todas originales para banda, y orquestó extractos del Fitzwilliam Virginal Book como “William Byrd Suite” (1922). También produjo la suite “Mam´zelle Angot” basada en la ópera escrita por Lecocq en 1872 y compuso varias partituras para banda sinfónica, incluyendo “An Original Suite” (1928) Movimiento 1.

La cúspide de su renombre fue durante los años 1950, durante los cuales su “Música para un festival” fue utilizada para el festival de Gran Bretaña de 1951 y su arreglo para trompeta como fanfarria del Himno Nacional para la Coronación de 1953 de la reina Isabel II. Siguieron obras como “Flag of Stars” (1956), “Concerto for Band” (1970), Double “Concierto para clarinete y trompeta”, “Celebration Overture” (1984) y “Concierto para bajo continuo y cuerdas” Mov. 1- Allegro

Jacob en 1978
Sus obras para orquesta incluyen dos sinfonías (1929 y 1944), tres sinfonietas (1942, 1951, 1953) y una generosa cantidad de piezas concertantes para viola, piano, oboe, fagot, corno inglés, corno, violín, flauta, cello, trombón, “Octeto trombón”, Mvts. 2 y 3 (1981) y armónica. Jacob fue muy prolífico y publicó alrededor de 700 obras, además de sus cuatro libros y de numerosos ensayos musicales. Murió el 8 de junio de 1984, a los 88 años.

Joseph Holbrooke



El 5 de julio de 1878 nació en Croydon (Surrey) el pianista, compositor y director de orquesta Joseph Holbrooke. Murió ochenta años después en Londres, cuando ya se hallaba instalado en un profundo aislamiento agravado por la sordera. Vivió sus horas de gloria en los primeros años del siglo XIX, cuando sus más ambiciosas composiciones eran defendidas por batutas de prestigio y sus óperas se estrenaban en Viena y Salzburgo.

No en vano Nikisch afirmaría: “He dirigido muchas de las composiciones de Holbrooke, y he de decir que le considero unos de los mayores compositores vivos. Tiene fuerza, fantasía e imaginación musical y poética”. Fue el gran Dimitri Mitropoulos quien, amparándose en sus portentosas dotes de orquestador, apodó como “Berlioz inglés” a Joseph Holbrooke, compositor imprevisible, provocador, megalómano, torrencial y fascinante, músico rodeado de una aureola maldita que ha condenado su obra a un olvido injustificado, incluso entre sus propios colegas británicos.

El legado de Holbrooke es colosal en todos los sentidos: su inclinación por utilizar enormes contingentes orquestales e instrumentos inusitados como el acordeón o el sarrusófono- en busca del cual viajó expresamente con Beecham a París- no ayudaron ciertamente a la difusión de su obra. Holbrooke era un extraordinario traductor musical -aunque por desgracia no el más conocido- del alucinado universo poético de Edgar Allan Poe.

Desde el estreno el 3 de marzo de 1900 en el Crystal Palace londinense de “El Cuervo”, opus 25, su primer poema sinfónico, compondrá más de una treintena de obras inspiradas en poemas y relatos del norteamericano, entre ellas “El pozo y el péndulo”, la extensa sinfonía coral “Las campanas”, ( diez años anterior a la obra de Rachmaninov), el ballet “La máscara roja”, la gran sinfonía dramático-coral “Homenaje a E. A. Poe”, opus 48 de 1906 y dos de las piezas orquestales incluidas en este admirable registro, la obertura “The Children of Don” (1910) y “Amontillado”, opus 123 (1936) de estilo tardorromántico, que ya entonces se encontraba fuera de su tiempo, con su atracción por lo macabro y lo truculento.


Perfectamente en consonancia con la música de la época esta vez, el tercer poema sinfónico de Holbrooke, “Ulalume”, opus 35 (1903) parte 1, parte 2 una de sus obras preferidas, basada en la balada homónima escrita por Poe en 1847, reincide en la pérdida de la persona amada e inspira al músico una partitura sencillamente magistral, tchaikovskiana en su desbordada desesperación y negro apasionamiento pero, atenta asimismo, a las sutiles sonoridades de la orquesta impresionista.

Compuesta en 1899, dedicada a su amigo y condiscípulo Granville Bantock e inspirada en una balada de Longfellow, la obra “El vikingo”, opus 32, segundo de sus poemas sinfónicos, es otra página soberbia en la que la pródiga vena melódica de Holbrooke y sus espléndidas dotes de orquestador, en clara descendencia straussiana (la masiva plantilla utilizada incluye maderas a 3, 8 trompas, 4 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusiones, 2 arpas y cuerdas), anticipan -sin escatimar ecos wagnerianos- las maneras cinematográficas del futuro Korngold.

Pero no sólo lo mórbido, lo obsesivo o lo fantástico motivó a Holbrooke. Las Variaciones sinfónicas sobre “Three Blind Mice”, opus 37 nº 1, descubrieron en 1900 que el joven músico dominaba ya los resortes de esta difícil disciplina y que su peculiar sentido del humor -irónico, nostálgico, impregnado de referencias folclóricas, militares o danzantes- discurría por sendas, diríase, casi mahlerianas.
Entre otras obras compuso 8 sinfonías, 2 conciertos para piano y orquesta, conciertos de cámara incluyendo cuartetos, cuarteto de piano y cuerdas, y quintetos de cuerda con piano y clarinete así como varios poemas sinfónicos.