El 18 de mayo de 1911 nació en Kansas City (Missouri) Big Joe Turner, cantante o 'shouter' de blues, sin el que el rock and roll, tal como lo conocemos, no hubiera sido posible. Aunque llevaba en la música desde 1936, fue en los años cincuenta cuando adquirió relevancia con sus temas de rhythm and blues precursores de todo lo que vendría después con Bill Haley y Elvis. El público blanco comenzó a comprar sus discos y Big Joe se vio convertido en estrella del rock a sus 43 años.
Joseph Vernun Turner, como muchos artistas negros de su generación, comenzó su carrera de niño, cantando y bailando en la calle a cambio de unas monedas. Cuando llegó a la adolescencia, su padre murió en un accidente ferroviario. Turner dejó la escuela y se trasladó a Kansas City, donde trabajó en locales nocturnos como cocinero, camarero y portero. Turner se quedaba a veces tras el trabajo con los músicos practicando jam sessions. Le llegaron a conocer como el 'camarero cantante' y fue aquí donde adquirió la experiencia necesaria para cantar. "Entré en contacto con numerosos músicos que me enseñaron todos los trucos del negocio", declaró a Living Blues, "aprendí rápido y estaba convencido de que no era de los malos. Así que decidí dedicarme profesionalmente a la música". Turner, con la ayuda de sus amigos músicos comenzó a cantar por la zona de Kansas City. A finales de los años 20 y principio de los años 30 realizó giras con bandas regionales como las de Benny Moten, George E. Lee, Andy Kirk y Count Basie, pero su compañero más habitual solía ser su amigo el pianista de boogie-woogie Pete Johnson. La suya, fue una sociedad que duró trece años.
Pete Johnson y Joe Turner |
Impresionado con la poderosa voz de Big Joe, los contrató para que actuaran en el concierto de Navidad, 'Spirituals to Swing' en el Carnegie Hall de Nueva York junto a Big Bill Broonzy, Sonny Terry, el Golden Gate Quartet y Count Basie. Turner y Johnson interpretaron 'Low down dog' y 'It's all right, baby' en el show histórico, desatando la fiebre del boogie-woogie en el país. El éxito obtenido y la gestión de Hammond les proporcionó un contrato en el Café Society, donde permanecieron dos años. En diciembre de 1938, Turner y Johnson lanzaron un afortunado par de títulos, 'Roll'en Pete' y 'Goin' away blues', que ya anunciaban en alto grado el R&B que surgiría después de la guerra y que iniciarían la fiebre del boogie-woogie que se desataría en el país. El disco tuvo un impacto tan tremendo que los dos amigos decidieron quedarse en Nueva York.
Hasta los primeros años cuarenta, Turner grabó con éxito en diferentes sellos, como Vocalion, Varsity, Okeh y Decca. Se presentaba como cantante de jazz, 'shouter' de blues y maestro del boogie-woogie. Sus temas hablaban de "vino, música y mujeres", tres temas que Turner parecía dominar a la perfección.
A finales de la década de los 40, Turner, como la mayoría de los cantantes de jazz, experimentó una caída en su popularidad. Tras un periodo de separación, Johnson y Turner fueron juntos a California y recorrieron la costa entre 1947 y 1950 con sus impresionantes bandas que incluían al trompetista Art Farmer o al saxo tenor Maxwell Davis. Se divulgó así en la costa Oeste el resonante boogie de Kansas City, despertando allí gran entusiasmo en músicos como Saunders King y Crown Prince Waterford.
Según el camino que estaba tomando la música popular, su figura parecía condenada al olvido. Sin embargo, en 1951, un joven productor llamado Ahmet Ertegun se puso en contacto con él. Ertegun acababa de fundar Atlantic Records y tenía un plan para revivir la carrera de Turner y hacer de él un nuevo artista de éxito. Lo relacionó con el pianista relativamente desconocido Harry Van Walls y los años que siguieron, ambos consiguieron un hit tras otro con temas como 'I'll never stop loving you', 'Bump miss Suzie', 'Still in love', 'Chains of love' y 'Sweet sixteen'.
Su mayor éxito, 'Shake, rattle & roll', se convirtió en un himno adolescente, aunque la mayoría conoció el tema cantado por Bill Haley, que suavizó la letra, llena de insinuaciones sexuales. Con 43 años, Big Joe (llamado así por su inmensa humanidad de casi dos metros de estatura y 135 kg de peso), se había convertido en una nueva estrella del rock. Los singles que siguieron 'Flip flop and fly', 'Well all right', 'Hide and seek', 'Morning, noon and night' y 'The chicken and the hawk' continuaban la misma linea festiva de 'Shake , rattle & roll'. En 1956 tuvo otro gran éxito con 'Corrina, Corrina' y en 1958, se publicó su último hit: '(We're gonna) Jump for joy'
Muchos críticos sostienen que la época de mayor éxito discográfico de Joe Turner coincidió con su peor etapa artística. Consideraban que las banales canciones de amor adolescente estaban muy por debajo del talento de Turner, que, en sólo en temas como 'Trouble in mind' o 'Tomorrow night', volvía a hacerse notar. En los años 60, en Atlantic Records comenzaron a añadirle coros y arreglos sinfónicos de cuerda a las grabaciones de Turner que no agradaron al músico.
En 1962 abandonó el sello y pasó la década actuando en clubs de Los Angeles, haciendo alguna aparición esporádica en algún film y publicando singles en los sellos Coral y Kent. En 1971 firmó con Pablo Records y hasta su muerte, Turner continuó siendo un personaje influyente, grabando una serie de álbumes y apareciendo en el documental 'The last of the Blue Devils' (1979) rodeado de viejos colegas como Count Basie, Eddie Vinson, Pee Wee Crayton, Jay McShann, Lloyd Glenn y Jimmy Witherspoon. Aunque problemas de salud y su enorme envergadura le obligaron a actuar sentado sus últimos años, Big Joe Turner siguió actuando hasta poco antes de su muerte, acaecida a los 74 años de un ataque al corazón en noviembre de 1985.
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