El 10 de abril de 1908 nació en Málaga el cantante español Miguel de Molina, un nombre unido a la leyenda de la copla. No fue un cantante de voz extraordinaria ni grandes facultades. Pero impuso su personalidad, su estilo, su estética. Sin duda, el mejor de los cancioneros, cuyas interpretaciones, la mayoría marcadas por una teatral afectación, han sido imitadas por algunos y algunas.
En 1931 decide dedicarse al cante. Triunfa en Madrid, pero es en Valencia donde obtiene sus mayores éxitos, popularizando números como 'El día que nací yo', 'Triniá', 'Te lo juro yo', 'La bien pagá' y 'Ojos verdes'. Tras la guerra, su caché bajó considerablemente y bajo la acusación de republicano y homosexual, fue humillado y obligado al exilio.
En 1942 se instala en Buenos Aires, donde participa en alguna película como 'Luces de candilejas' o 'Ésta es mi vida'. Pero su condición de homosexual le persigue y se vuelve a exiliar en México, hasta que, años más tarde, Evita Perón lo llama personalmente para que vuelva a Argentina, donde se le ofrecen numerosos contratos. En 1960 se retiró y murió en marzo de 1993 a los 84 años. Un año antes, el gobierno español de Felipe González le otorgó la orden de Isabel la Católica, reconociendo su contribución al mundo del arte español.