El 12 de octubre de 1872 nació en Down Ampney Gloucestershire el compositor británico Ralph Vaughan Williams, de gran popularidad en su país, donde es considerado una gloria nacional. La divulgación de su obra en otros países ha llegado principalmente gracias a la industria discográfica.
Su padre, Arthur, pastor anglicano de Down Ampney, en Gloucestershire, murió repentinamente cuando Ralph apenas tenía dos años de edad, por lo que su madre, Margaret Wedgwood, volvió con sus hijos al hogar familiar de Leith Hill Place, en la región de Surrey. Margaret procedía de una familia acomodada, emparentada con los Darwin, pues era hija de Caroline Sarah Darwin, hermana de Charles Darwin. Ralph estudió música e historia en la Universidad de Cambridge y posteriormente en Berlín con Max Bruch y en París con Maurice Ravel, lo cual dio a su orquestación lo que él definió como “un toque de lustre francés”.
Vaughan Williams (1938) |
Adeline y Ursula Wood en 1938 |
Su música suele describirse como "típicamente inglesa", del mismo género que las obras de Gustav Holst, Frederick Delius, George Butterworth, William Walton y otros.
Según el escritor Peter Ackroyd: «si el ser típicamente inglés en música puede ser encerrado en palabras de alguna manera, estas podrían ser: ostensiblemente familiar y común, aunque profunda y mística al tiempo que lírica, melódica, melancólica y nostálgica, aunque eterna». Por su parte, el crítico inglés Fuller Maitland describió el estilo de Vaughan Williams como: «nunca se está muy seguro de estar escuchando algo muy antiguo o muy nuevo».
La música de Vaughan Williams expresa una profunda consideración y fascinación por las melodías populares, buscando sublimarlas y hacerlas etéreas. A partir de 1903, Vaughan Williams comenzó a recoger canciones populares inglesas, de las que llegó recopilar más de 800. Esta actividad, iniciada con un mero espíritu etnográfico, consiguió imprimir un fuerte carácter al resto de su música (aunque más superficial, más como mera cita o paráfrasis que como integración profunda, como habían hecho otros compositores como Béla Bártok o Leos Janaceck). También son características de su música las referencias hacia el paisaje y las personas que en él habitan.
Trabajó como editor musical en el English Hymnal (1906), para el que escribió la melodía Sine Nomine con el texto “For all the Saints”, el poema para violín y orquesta “The Lark Ascending” (1914) (Eleonora Turovsky, violín) y también publicó “Songs of Praise” (1925), “The Oxford Book of Carols” (1928) y la serie de "Hymn-tune Preludes" (1936) 1. “Eventide”, 2. “Dominus regit me” (Northern Sinfonic of England, dir Richard Hickox).
La obra de Williams y todos sus recursos estilísticos y técnicos culminan con sus nueve sinfonías, las cuales suponen su cima en lo que se refiere a inspiración melódica y armónica.
Entre ellas destacan la “Sea Symphony” (nº 1, 1909) (London Philharmonic Choir & London Philharmonic Orchestra), grandiosa obra coral con poemas de Walt Whitman, cuya poesía era fuente constante de inspiración para él, la “London Symphony” (nº 2, 1924, revisada 1921), III mov. (City of Southampton Orchestra, dir.Daniel Bortholossi).
Su tercera sinfonía (1921), subtitulada “Pastoral Symphony” ; la “cuarta sinfonía” (1935), cuyos enérgicos ritmos y fuertes disonancias muestran una faceta poco conocida del compositor; la “Quinta sinfonía” (1943) y la “Sinfonía nº 8” (London Symphony Orchestra, dir. André Previn). Entre otras obras para orquesta, compuso: “In the Fen Country” (1904) y “Norfolk Rhapsody” (1906, rev. 1914), Nº 1 (London Philharmonic Orchestra, dir. Briden Thomson);
“Las avispas” (1909), Parte 3,4 y 5, suite de la música incidental para la obra teatral de Aristófanes del mismo título, una partitura de características chispeantes, hiperactiva en su ritmo y deliciosa por su contenido enraizado en la mejor tradición de las canciones populares inglesas. La Suite es un fino ejemplo de música ligera y porta las características del período de estudios de Vaughan Williams con Ravel, quien no sólo pulió las orquestaciones de su alumno sino que lo introdujo en la colorida música rusa de Borodin y Rimski-Korsakov, como lo muestra la “Obertura de la Suite”. La “Obertura de Las avispas” está llena de encanto y también intenta retomar (con gran acierto) mucho del humor inherente a la pieza teatral de Aristófanes.
Basta escuchar los primeros compases de ésta, después de los unos acordes de alerta, puede escucharse en las cuerdas y los metales un efecto parecido al del vuelo sobre nuestras cabezas de un avispero.
“Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis” (1910, rev. 1913 y 1919) (BBC Symphony Orchestra, dir. Andrew Davis). En esta obra, compuesta para cuarteto y doble orquesta de cuerda, se realiza una especie de meditación sobre un tema de este compositor inglés del siglo XVI. El desarrollo de la pieza se conduce explorando las distintas posibilidades armónicas de la melodía original. El resultado es de una radiante sonoridad e inspiración.
'Greensleeves' es una canción popular inglesa de la época de Enrique VIII. Según la leyenda fue compuesta por el propio rey para cortejar a Ana Bolena. De entre la gran cantidad de versiones que ha recibido esta bellísima melodía se encuentra la de Vaughan Williams “Fantasia on Greensleeves” (1934) (The Philadelphia Orchestra, dir.Eugene Ormandy).
Vaughan-Williams dijo una vez: “El conocimiento de nuestras canciones folklóricas no nos descubrirá tanto algo nuevo, cuanto algo que había estado escondido para nosotros.” En este sentido, este compositor redescubre algunas melodías inglesas tradicionales al escribir 8 de los movimientos de su obra “Suite para viola y orquesta” (1934) (BBC Symphony Orchestra, dir: Jiří Bělohlávek) con una técnica, que aunque él la llamaba “de principiante”, lo llevó a convertirse en el compositor inglés más amado en su generación.
Obras destacadas:
Conciertos y piezas para solista y orquesta: el “Concierto para piano” (1926–31) (Royal Philharmonic Orchestra, dir. Vernon Handley); los conciertos para violín “La ascensión de la alondra” (1914) y el “Concerto Academico” (1924–25); “Flos campi” (1925) 1/3 2/2, 3/3 para viola, coro y pequeña orquesta; “Cinco variantes de Dives and Lazarus” (1939) “Concierto para oboe” (1944), “Concerto Grosso” (1950) (The London Symphony Orchestra) y el “Concierto para tuba” (1954).
Óperas: Nocturno de "Whispers of Heavenly Death"1908 (poeta Walt Whitman); “Hugh the Drover” (1910–20); “Sir John in Love” (1924–28), “The Poisoned Kiss” (1927–29; revisiones 1936–37 y 1956–57); “Riders to the Sea” (1925–32) y “The Pilgrim's Progress” (1909–51), basada en el libro de John Bunyan; “The Shepherds of the Delectable Mountains” (1921) (Corydon Singers, City of London Sinfonia, dir. Metthew Best);
Ballets: “Old King Cole” (1923); “On Christmas Night” (1926); “Job” (1930) (London Symphony Orchestra, Adrian Boult); “The Running Set” (1933); “The Bridal Day” (1938–39).
Aunque Vaughan Williams se definía como agnóstico, tenía cierta inclinación por el misticismo al igual que su gran amigo Gustav Holst.
Ésta es otra de las influencias musicales que le permitieron desarrollar un personal lenguaje (sobre todo armónico), que se refleja en todas sus obras aunque en mayor medida en su extensa producción vocal y coral, en la que cabe destacar su “Misa en Sol menor” o la cantata “Dona Nobis Pacem”.
Corales: “Toward the Unknown Region” (1906); “Five Mystical Songs” (1911); “Fantasia on Christmas Carols” (1912); “Misa en Sol menor (1922) para coro a cappella”; “Sancta Civitas” (1923-25), oratorio ; “Dona nobis pacem” (1936); “Serenade to Music” (1938, para 16 voces solistas y orquesta ); “The Voice out of the Whirlwind” Motete para coro y Orquesta (1947) (Royal Liverpool Philharmonic Choir and Orchestra).
Cámara: “Quinteto en Re mayor” (1903) (The Nash Ensemble) ; “Cuarteto de cuerdas Nº 1” (1908); “Romance (Andantino) para viola y piano” (1914) “Seis estudios en canciones populares inglesas” (1926), para violonchelo y piano; “Cuarteto de cuerdas Nº 2” (1942–44); “Sonata para violín y piano” (1952);
Vaughan Williams con Gustav Holst y sus asistentes en la St Paul's School Arriba de izq. a dcha: Adeline Vaughan Williams, Nora Day, Vally Lasker y Dorothy Langman. |
James Muir Mathieson, un verdadero músico de cine, director del departamento musical de los Estudios Denham de Alexander Korda tuvo la idea de encargar la composición de las bandas sonoras de películas de propaganda no a los músicos en nómina de los estudios (aunque algunos eran excelentes) sino a las grandes glorias de la música británica del momento. Evidentemente, el nombre de Ralph Vaughan Williams fue uno de los primeros en aparecer, y fue a buscarlo a su casa de campo, donde encontró a ese hombre de casi 70 años recogiendo chatarra con su carrito. El anciano, en cuanto Mathieson le propuso su idea, se sintió orgulloso de responder a esa particular «llamada a las armas» y poder hacer algo por su país.
Y así, a una edad tan tardía, el mejor músico británico del siglo XX se puso manos a la obra con la que sería su primera banda sonora. Fue para la película «Los Invasores» («49th Parallel»), en 1941, de Michael Powell y Emeric Pressburger, una película que narraba las tropelías de la tripulación de un submarino alemán que huía a través de Canadá después de que su navío naufragase en aquellas costas, con el objetivo de llegar hasta la aún neutral Estados Unidos.
Williams sorprendió a todos con su energía y su inventiva, y se tomó el trabajo muy en serio. Leyó el guión, vio los copiones y ajustó cada nota a cada escena en donde iba a ir, llegando a modificar la partitura incluso durante las sesiones de grabación. También fue él quien propuso hacer algo que hoy es muy común en las bandas sonoras, especialmente para televisión: usar la misma música en diferentes momentos pues, según él decía, la misma pieza o frase musical, acompañando a una imagen diferente, podía cobrar un sentido nuevo. O, en el otro extremo, para marcar el impacto de una explosión, bien se podía usar el mismo efecto musical que se había empleado para un choque u otra explosión.
«Los invasores» fue todo un éxito en el Reino Unido y en Estados Unidos, llegando a ganar un Oscar a la mejor historia original. Luego continuó componiendo música para otras películas de propaganda y programas de la BBC, y también pudo componer música para el cine pues, acabada la guerra, aún siguió colaborando en otras películas. “The Flemish Farm” (Jeffrey Dell )(1943), una incursión de comandos en Europa en la Segunda Guerra Mundial.
Su interés y pasión vienen especialmente ilustrados con lo que le ocurrió con la banda sonora de «Scott en la Antártida» (1948), una película sobre la gesta de este explorador. El proyecto le interesó desde el principio y, ya mientras se estaba escribiendo el guión, comenzó a documentarse y, por su cuenta, a escribir música. Había compuesto 18 temas para una banda sonora muy larga y, en la película, sólo se usan la mitad de ellos. Posteriormente, el propio Williams, reescribiría la música usada en la película para su «Sinfonía Antártica». Sin embargo, más de la mitad de los 18 temas originales no llegaron a ser interpretados en esa época.
Ralph Vaughan Williams en 1958 |
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