Jimi y Kathy |
Cuando los muñecos de resorte
están guardados en sus cajas
y los payasos se han ido a la cama,
se puede oír a la felicidad tambaleándose calle abajo.
Huellas cubiertas de rojo.
Y el viento susurra María.
Una escoba barre con monotonía
los pedazos rotos de la vida de ayer.
En algún lugar una reina está llorando.
En algún lugar un rey no tiene esposa.
Y el viento grita María.
Los semáforos se vuelven azules mañana
y proyectan su desolación sobre mi cama.
La diminuta isla se hunde río abajo,
porque la vida que ellos vivieron ha muerto.
Y el viento chilla María.
¿Recordará el viento, alguna vez,
los nombres que ha llevado en el pasado?
Y con su muleta, su vejez y su sabiduría
susurra: "No, éste será el último".
Y el viento grita María
están guardados en sus cajas
y los payasos se han ido a la cama,
se puede oír a la felicidad tambaleándose calle abajo.
Huellas cubiertas de rojo.
Y el viento susurra María.
Una escoba barre con monotonía
los pedazos rotos de la vida de ayer.
En algún lugar una reina está llorando.
En algún lugar un rey no tiene esposa.
Y el viento grita María.
Los semáforos se vuelven azules mañana
y proyectan su desolación sobre mi cama.
La diminuta isla se hunde río abajo,
porque la vida que ellos vivieron ha muerto.
Y el viento chilla María.
¿Recordará el viento, alguna vez,
los nombres que ha llevado en el pasado?
Y con su muleta, su vejez y su sabiduría
susurra: "No, éste será el último".
Y el viento grita María
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