10 julio 2011

Henryk Wieniawski


El 10 de Julio de 1835 nació en Lublin el compositor polaco Henryk Wieniawski que recibió de su madre, pianista profesional, las primeras lecciones musicales y la motivación para llegar a ser un prodigioso violinista. A los cinco años comenzó las lecciones de violín y tres años después fue admitido en el Conservatorio de París sobrellevando los obstáculos de ser extranjero y menor de edad. A continuación perfeccionó su técnica con Joseph Massart y conoció en el salón de su madre en París a dos de los más famosos emigrados polacos: el poeta Adam Mickiewicz y el pianista y compositor Federico Chopin. Fue también en esta época cuando compuso sus primeras obras (tenía trece años de edad).

Retornó al Conservatorio de París y junto con su hermano Josef siguieron el curso de composición hasta 1850. Entonces comenzó la carrera como concertista que le mantuvo en giras y recitales casi por el resto de su vida. Mientras viajaba conoció al violinista y compositor belga Henri Vieuxtemps, al colega polaco Stanislaw Moniuszko, al violinista también polaco Karol Lipinski, así como a Robert Schumann y a Anton Rubinstein. Este último influyó para que Wieniawski lograra un contrato como solista de los teatros de la corte en San Petersburgo.

En 1872, una vez que terminó su contrato en San Petersburgo, reasumió la vida como concertista con una gira de dos años por Norteamérica. A su retorno en 1875 aceptó el puesto de profesor de violín en el Conservatorio de Bruselas pero mantuvo el calendario de presentaciones internacionales. Sin embargo, su salud comenzó a deteriorarse y un problema cardíaco le provocaría la muerte estando en Moscú en medio de una gira en 1880. Durante su época, Wieniawski fue considerado un virtuoso de gran individualidad, intensidad de expresión y original técnica. La influencia de su técnica todavía es evidente en el estilo de algunos violinistas de la escuela rusa.

La producción poco numerosa revela las demandas que tuvo como concertista, mientras que las formas que empleó siguen las tendencias de su tiempo. Escribió variaciones, fantasías, caprichos, conciertos y piezas de salón, pasando desde un lenguaje inicial, lleno de complejidades técnicas y efectos virtuosísticos, a uno menos personalista, más nacional y con mayor lirismo romántico. Wieniawski popularizó el empleo del vibrato (ondulación del sonido para intensificar la vibración inicial de la cuerda) como elemento de color tonal en el violín.
Su “Concierto para dos violines” (1853-1862) y “la Leyenda” (1861) para violín y orquesta, son admirados por su aire eslavo y su enérgico virtuosismo.
Otras obras destacadas:

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